Mi querido Gai [KakaGai Day 2020!]

23

Subiendo a la bestia que ha dibujado Sai, Kakashi se permite un largo suspiro y un vistazo rápido por sobre las alas blancas de aquella ave.

Sus ojos miran con atención hacia abajo, al barco que todavía se sacude contra las olas suaves, la silueta de sus compañeros volviéndose lentamente en un punto que parece pintado debajo de la tela transparente de oscuridad.

No puede evitar sonreír de nuevo contra el pensamiento, el recuerdo de muchos años atrás se arrastra contra su cabeza y Kakashi puede mirar sobre su memoria aquella tarde como una pintura marcada con puntos que todavía es capaz de acariciar.

La sonrisa de aquel joven Gai se aparece como un flash, su emoción, su alegría inocente, la figura de la pequeña tortuga entre sus manos producto de su reciente habilidad en la técnica de invocación.

— ¿Qué se supone que es eso, Gai? No creo que pueda pelear — Kakashi había dicho mirando aquel pequeño caparazón con las inscripciones de las letras S.O.S en un tono brillante y verde.

— No es para pelear, Kakashi, es para buscar — la había sostenido en su cara, muy cerca, como una reliquia pequeña — Es una tortuga de emergencia.

Kakashi había rodado los ojos y había cruzado los brazos, un poco incrédulo, también un poco molesto por el tono demasiado ruidoso de su voz.

— ¿Y eso que tiene que ver conmigo, Gai? — y Gai había saltado como un pequeño niño, alegre, dulces brincos de sus entonces pequeños pies.

— ¡Solo puede seguir a una persona! ¡Y esa persona eres tú, Kakashi!

En ese entonces Kakashi había gruñido, reacio, inconforme. Parpadeando sobre la tortuga Kakashi pensaba en que era innecesario, que no tenía caso y le había dado la espalda a Gai.

Ahora, con cada pequeño aleteo del ave de Sai, la visión del barco se vuelve más y más borrosa. La distancia se ensancha como el suave movimiento del mar, de la nube que es ese recuerdo apretándose sobre su corazón como una red demasiado importante y gruesa.

Abajo, la figura de Gai todavía resalta entre el fondo marrón del barco. Su vestimenta verde, la brillante curva de su cabello, el punto de sus ojos pequeños mirándolo, siguiéndolo.

El viento golpeando sus oídos arrastra la voz de Gai, de las palabras que acababa de decirle, de la promesa que acababan de hacerse.

— Si algo me pasa, ¿vendrás a salvarme?

— ¡Demonios! ¡Por supuesto que lo haré!

Kakashi suspira una vez más cuando el barco desaparece a la distancia, cuando solamente puede tener suspendido el rostro de Gai contra sus párpados y piensa en el resto de su conversación cuando eran niños, de lo que dijo luego de que Gai lo persiguió.

— ¿Y por qué yo, Gai?

— Por si te necesito.

— ¿Por si me necesitas? — y Kakashi lo había entendido — En ese caso, lo mejor es que no te apartes de mí.

No te separes de mí, Gai.

Kakashi todavía espera que aquella promesa pueda ser cierta.