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La camioneta negra enorme se estacionó frente a un edificio que nunca había visto. Suspiré y agarré mis cosas, mirando de reojo los movimientos de Trueno, que estaba haciendo lo mismo. Me abrió la puerta y bajé después de él.

⎯Vamos, linda, que vas a llegar tarde al casting ⎯me dijo sonriéndome divertido, como burlándose de mí.

Entrecerré mis ojos y lo seguí hacia el edificio. Subimos hasta no se qué piso y me llevó hasta una salita llena de minas hermosas y fotógrafos, que estaban armando un fondo blanco. Inmediatamente sentí que no encajaba en ese lugar.

⎯Trueno mira los lomos que tienen esas, yo no pinto nada acá ⎯le dije tratando de hacerlo entrar en razón.

El rapero me miró cansado y se alejó de mi, dejándome sola en la mitad de la sala. Fue hasta a un hombre, que estaba vestido parecido a él y me señaló. Me puse nerviosa y les sonreí.

Se acercaron los dos y el hombre me sonrió.

⎯Soy el papá de Mateo ⎯me dijo señalando a Trueno. No sabía su nombre real hasta ahora y Trueno me miró avergonzado⎯, me dijo que querés trabajar para nuestra campaña.

Asentí rápidamente, aunque no era lo que yo quería.

⎯Podés ponerte con las otras chicas, así te sacas fotos y después vemos si te agarramos o no, ¿sí?

Volví a asentir y me dirigí hacia la fila de minas hermosas y perfectas que se estaban poniendo los buzos y gorros de la línea de ropa de Trueno. Empecé a ponerme la ropa que estaba sobre la mesa y me preparé.

⎯¿Sos la novia de Trueno? ⎯me preguntó la rubia que estaba adelante mío⎯. Porque no te ví en el casting.

Fruncí mi ceño.

⎯¿Esto no es el casting?

Negó con su cabeza riéndose y se acomodó su pelo hermoso. Me estaba sintiendo re fea con solo verla.

⎯Esto es la sesión de fotos. ¿No sos modelo tampoco?

Me giré, ignorando a la piba y busqué a Mateo con la mirada, que estaba siendo maquillado en una esquina de la habitación. En cuánto lo ví, me acerqué a él.

⎯¿Por qué me dijiste que esto era el casting?

Levantó la mirada y me sonrió.

⎯Porque sos re boluda y no me diste bola cuando te dije que eras perfecta para la sesión de fotos.

Lo miré enojada. La maquillista terminó con él, y me miró a mí.

⎯¿No te maquillé todavía?

La miré sin entender, pero Mateo contestó por mí.

⎯No, maquillala ahora rápido que le toca a ella.

La mujer asintió y me empezó a pintar.

Nunca me habían pintado profesionalmente y tampoco solía pintarme mucho. No tenía tiempo ni dinero para eso, y no sabía cómo hacerlo. Miré atentamente a lo que hacía la señora para tratar de hacer lo mismo en casa, porque estaba quedando re linda.

Cuando terminó me quedé mirándome al espejo embobada. Seguía sin ser una de esas modelos que estaban sacándose fotos, pero sin dudas estaba hermosa, y ahora me sentía un poco mejor.

Caminé contenta hacia la fila y me dí cuenta que era la única esperando. Las modelos ya estaban sacándose la ropa.

⎯Dale, te toca a vos ⎯me dijo el fotógrafo.

Me acerqué al fondo blanco y me paré enfrente de la cámara sin saber qué hacer. El fotógrafo notó mi incomodidad y me indicó cómo posar. Me dijo que subiera mis brazos hacia arriba y sonriera, lo más natural posible. Le hice caso y empezó a sacar fotos. Al escuchar los sonidos de aprobación del fotógrafo, empecé a sentirme más confiada y comencé a posar de otras maneras, lo que hizo que el fotógrafo siguiera diciéndome otras ideas.

La sesión duró aproximadamente veinte minutos hasta que ví a Mateo mirarme sonriente atrás del fotógrafo. Me dió vergüenza y volví a ponerme dura.

⎯Bueno, ya terminamos ⎯me dijo el fotógrafo. Se acercó a mí y me mostró las imágenes⎯. Sos muy fotogénica, ¿es la primera vez que te sacan fotos?

Asentí con vergüenza, se dió cuenta de que no soy modelo ni nada, pensé. Y él sonrió.

⎯Me dí cuenta, pero terminaste trabajando muy profesionalmente.

Trueno se acercó a nosotros.

⎯Sí, Jorge. Por eso la traje, porque tiene mucho potencial.

El hombre asintió y se quedaron hablando ellos dos, dejándome parada en el fondo blanco. Pedro se me acercó y me dijo que me podía sacar la ropa. Cuando terminé, las modelos ya se habían marchado y estábamos solamente Trueno, su papá y el fotógrafo.

Empecé a frotarme los brazos incómoda.
Me quería ir. La había pasado bien sí, pero ya no me sentía tan confiada y además, sentía que me estaba aprovechando de Mateo, aceptando trabajar como modelo para él.

Decidí acercarme a los tres hombres, para poder escuchar más de cerca sobre lo que hablaban y así no sentirme tan incómoda y fuera de lugar.

⎯Vení, Casandra. Estábamos hablando de vos ⎯me dijo Pedro.

Me acerqué más todavía y miré atentamente a Trueno, que miraba al fotógrafo hablar de lo linda que le parecí y que estaba interesado en trabajar conmigo. Pero no podía enfocarme en eso, porque Mateo era muy lindo.

Se había portado muy lindo conmigo últimamente, y parecía tener buenas intenciones. Además, era precioso. Esa carita de turrito bueno me daban ganas de cortar la conversación y darle un beso ahí mismo. Pero no podía, y tampoco debía.

Volví a concentrarme en la conversación y escuché mi nombre salir de la boca del fotógrafo.

⎯Pasame tu número, así te puedo contactar para otro trabajo que tengo ⎯me dijo y rápidamente saqué mi celular del bolsillo, porque no me lo sabía de memoria.

Le recité mi número y se despidió de nosotros.

⎯Bueno, Casandra, te llevo a tu casa, ¿dale? ⎯me dijo Trueno y asentí.

Empezamos a salir del edificio cuando mi celular empezó a vibrar como loco y lo saqué del bolsillo trasero de mi jean. Tenía 4 llamadas perdidas de Tadeo.

En el momento que desbloqueé mi celular para llamarlo, me apareció una llamada entrante de mi hermano y la atendí, sin dejar de caminar hacia el auto de Mateo.

⎯Vení rápido ⎯lo escuché decir, tenía la voz agitada y temblorosa⎯. Entraron a casa devuelta y rompieron todo.

Mi corazón se detuvo, al igual que mis pasos.

𝙈𝙊𝘿𝙀𝙇𝙊; 𝘵𝘳𝘶𝘦𝘯𝘰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora