16

2.2K 156 21
                                    

Los números de la pantalla del cajero automático me habían dejado de piedra. Podía escuchar quejas de la gente que estaba esperando detrás de mí.

697.21 dólares.

50.000 pesos argentinos.

La emoción empezó a burbujear en mi estómago al darme cuenta de la cantidad de plata que era eso. Sin querer la alegría pudo más que yo y empecé a saltar chillando como una boluda. Me giré hacia la señora con cara de tuje que estaba esperando y la abracé.

⎯ ¡Soy rica, señora, soy rica! ⎯ le dije sonriendo con todos los dientes, para después darle dos besos, dejandola confundida

⎯ Dale pendeja, que no todos somos ricos ⎯ me contestó uno de la fila.

Me giré ignorándolos y saqué toda la plata de una, retorciéndome en mi lugar de la emoción que tenía al ver todos esos billetes salir de la máquina.
Los guardé en mi bolso y salí corriendo a la parada del colectivo.

Justo llegó y me senté en unos asientos vacíos junto a la ventana, acomodandome para el largo trayecto hacia mi casa, sonriendo como desquiciada.

Agarré el celular y fui directo a mi más recién chat, el de Trueno.

yo: NO PUEDE SER
yo: TANGA PLATA ERA??????
yo: TANTA*
yo: CREO QUE TE AMOOOOOO

Inmediatamente obtuve una respuesta de su parte.

Trueno: Jaja te lo mereces reina
Trueno: Keres celebrar tu primer sueldo como modelito conmigo?
Trueno: Te invito a comer
Trueno: No podes decir k no, no seas malaaaa

yo: Bueno
yo: Acepto

Trueno: Te paso a buscar entonces ponete bien linda como siempre

Bloqueé mi celular con una sonrisa y me quedé fantaseando con esa carrera de modelaje que me pintaba Mateo hasta llegar a casa.

Tenía que conseguir más castings y quizás así, conseguía trabajos y ganaba plata mucho mas fácilmente que partiendome el lomo limpiando los pisos del diner.

Nunca me había sentido lo suficientemente linda como para considerar una carrera de modelaje. Mi mamá decía que era muy linda, pero que tenía que estudiar porque ser linda no me daría plata.

Qué equivocada estabas, mamita.

Aunque seguía pensando que yo no era la gran cosa, sí sabía que le parecía linda a la gente, en especial a los del casting de la vez anterior. Y eso era toda la aprobación que necesitaba.

Llegué poco después a mi casa, intentando ocultar mi alegría a mi hermano, que sabía que no se tomaría muy bien el hecho de que gané toda esta plata sacandome fotos. Seguro pensaría lo peor de mi como siempre.
Dejé mis cosas en mi cuarto y organicé un poco la casa, sorprendida por la ausencia de Tadeo.

Poco después, cuando ya me había hecho un café y estaba sentada viendo la tele, la puerta de chapa se abrió y me dejó ver un Tadeo drogado hasta las manos.

⎯ ¿Donde estabas? ⎯ le pregunté sin mirarlo, porque si lo miraba a los ojos seguramente me levantaría a cachetearlo.

No me contestó y fue derecho a la heladera a comer algo.

Me levanté y me apoyé en el umbral de la pequeña entrada de la cocina, de brazos cruzados.

⎯ Contestame.

Se giró con un botella de leche y unas fetas de jamón, cosas que estaban en la heladera gracias a mí, y me miró irritado.

⎯ No sos mi madre, Casandra.

El enojo pronto me invadió y me acerqué hasta él para sacarle las cosas
que tenía en la mano y tirarlas encima de la mesada.

⎯ Flaco, yo me rompo la lomo laburando para pagar la ahora mucho mas grande deuda por tu culpa, y encima tenés la cara de venir acá así de drogado ⎯ le grité.

Me miró en silencio, demasiado drogado como para reaccionar como lo haría si estuviera sobrio. Mi enojo crecía con su falta de respuesta.

⎯ Tenés que buscar un trabajo, Tadeo ⎯ le dije señalandolo en modo de advertencia.⎯  Y me vas a tener que ayudar con la deuda de mierda que vos empeoraste.

Se quedó apoyado contra la heladera sin decir nada, pestañeando a la nada. Respiré hondo, aguantandome las ganas de ir hacia él y cagarlo a cachetadas para que reaccionara.

Me dí la vuelta y me metí al baño a bañarme, para aprontarme para la cena con Trueno.

Me quise distraer pensando en el rapero lindo, que últimamente era la causa de mi alegría.

Era tan lindo. Y me ayudaba sin pedirme algo a cambio como Dani. Con él las cosas eran distintas, se sentía todo menos forzado y cómodo.

Mientras enjabonaba mi cuerpo, recordé la noche que dormí con Trueno. Porque además de ser increíblemente lindo, también era muy bueno cogiendo, y eso era indiscutible.

Me encontré a mi misma pensando en si habían otras chicas aparte de mí y me sentí como una boluda.

Obviamente habían otras. No era mi novio. Y aunque me gustara imaginarmelo siendo mi novio, no lo sería nunca.

Salí de la ducha y fui directo a mi cuarto a encerrarme para elegir lo que me pondría con todo el tiempo del mundo. Examiné mi armario, que no tenía más de seis prendas, y tiré todas la ropa encima de mi cama.

Tenía que elegir algo que fuera RE lindo. Sería difícil, porque no tenía nada así de lindo pero lo intentaría.

Al final, encontré un vestido negro apretado que me había regalado Dani hacía un tiempo; el escote era en V y tenia la espalda abierta. Era muy sencillo, pero me gustaba.

Me peiné como pude, y me maquillé un poco para verme más decente.

Salí a la sala, encontrándome con Tadeo revisando mi mochila.

⎯ ¿Qué hacés, flaco?

Corrí hacia él y le saqué mi mochila de las manos, rezando que no hubiera encontrado el sobre con la plata que había sacado del cajero.

⎯ Nada, quería saber si tenías plata ⎯ me dijo, sus ojos estaban rojos. Me escaneó de pies a cabeza y sus ojos se entrecerraron⎯ . ¿A dónde vas?

⎯ Me voy. No vuelvas a tocar mis cosas.

Salí para afuera con mi mochila en la mano, porque ni loca dejaba mis cosas en esa casa, y llamé a Trueno para que me viniera a buscar.

𝙈𝙊𝘿𝙀𝙇𝙊; 𝘵𝘳𝘶𝘦𝘯𝘰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora