Capitulo 2

8.3K 664 630
                                    

Yacían los nueve chicos en el centro del lugar donde el trío solía ser entrenado. Un círculo (oh intento de este) formado por estos mientras; rodaba aquel recipiente cilíndrico donde Tanjirō había bebido el agua después de entrenar. Aún siendo un juego habría tención en este, pues conociendo a dos de allí serían capaz de exponer incluso a muerte a algunos de ellos.
Nezuko solo miraba; lamentablemente no podía jugar y ese era un problema social para ella, tenía en claro que no debía matar a los humanos puesto que ellos eran su familia: según Urokodaki. Y así fue como lo tomo de demonio a persona (s), sin embargo la relación persona-demonio no era ni de verse, pues cualquier persona saldría corriendo al mirar a una demonio suelta por aquellos lugares; además si se trataba de los pilares y demás de aquel contexto; no podría hablar con ellos, el bambú colocado era por algo, por lo que nunca intento quitárselo; igual, su tentación a veces llegaba.

Aquella mente en blanco cesó cuando el rebelde del lugar le gritó al tostado la pregunta llevante del juego.

—¡Más te vale y elijas un reto, Gompanchiro!

Grito señalándole.
 
   —Soy Tanjirō..

Exclamó por lo bajo el contrario con ojos achinados, acostumbro a aquellos sobrenombres provenientes de aquel orbiverde, pero debes en cuando tenía que recordarle de su nombre y/o apellido.

    —¡Te reto a besar a esa chica!

Grito nuevamente el salvaje, las chicas y Zenitsu miraron sorprendidas el cuerpo fornido señalarle a Kanao; quién semejante rostro era cubierto por un color carmesí al rojo vivo, como podía trataría de cubrir su rostro ardiente.

    —¡Nisiquiera dije que deseaba un reto!

Exclamó exasperado el orbirojo. Zenitsu comenzaba a ponerse nervioso; igual no sabría por qué. Supuso que eran celos, celos de mirar a uno de sus compañeros besar a una chica cuando el no había podido siquiera mirar a una.

Si, eso supuso.

     —¡Eres un cobarde!

Grito de nuevo el salvaje. Aoi podría decir o intervenir el caso; pero tenía en mente los sentimientos de Tsuyuri, jamás le había dicho algo sobre estos dirigidos hacía Tanjirō; pero era más probable que sean ciertos.
Aquel trío de pequeñas igual miraban agotadas el esenario,bien sabemos que siguen y quieren lo suficiente al tostado como para dejar que realizará semejante locura. Igual querían a la pelinegra, pero no permitirían dicha cosa; no sabrían que hacer solo se levantaron de su respectivo lugar para mirar al tostado, al salvaje y a la chica moviendo sus cabezas de un lado a otro.
Nezuko miraba confundida acostada desde atrás.

    —K-kanao..

Exclamó titibuteando Tanjirō, dejo las excusas; era un juego ¿No es asi?, Tampoco quería aprovecharse de la ocasión.

    —¿Me lo permites?

Cuestionó entrecruzando sus dedos, igual pequeñas franjas de carmesí se asomaron por aquel rostro tostado; había pensado dicha cosa, sería respetuoso. Así que pregunto antes de ocacionar algún problema.

La chica asintió, las otras cinco miraron con ojos bien abiertos, como platos; aquella respuesta.
Inozuke sonrió felizmente, pero el rubio grito desesperado cruzándose entre ambos.

   —¿¡Cómo es esto posible!?. ¡Esto era un juego, no un simulador de citas!, ¡TANJIRŌ ESTA POR BESAR A UNA CHICA!

Gritó con sus manos en rostro corriendo hasta algunos árboles de afuera. Exasperado se subió a un árbol, cosa que le dejo una breve nostalgia; pues recordó un momento en el que intento escapar de su abuelo para evitar entrenar, mismo día donde aquel trueno callo por encima de su cuerpo, le daba miedo estar allí, pero su confusión de sentimiento le hizo sentir suficiente necesidad para hacerlo de nuevo.

Poco a poco comenzó a pensar, ¿De verdad aquella suposición era cierta?. Todo era borroso, sentía incluso estar ebrio; su corazón latía más fuerte eh incluso tres veces más rápido de lo normal, algo no andaba bien.

Tanjirō preocupado salió de la finca a buscar a su compañero, el beso había sido interrumpido por los gritos del rubio, así como costumbre de el mismo.

Su reto fue interrumpido, el rubio salió corriendo de impulso como siempre.

Tanjirō había reconocido y memorizado aquel olor del menor entre estos, a pesar de ser un varón; este era dulce, casi tan dulce como el de Nezuko, pero no tan fuerte como el de Shinobu o Kanao. Igual, dejo las comparaciones de lado para olfatear al menor y cuestionarle que era lo que había sucedido, sus palabras no eran las mismas. Ya le conocía y si fuera lo mismo del siempre gritaría algo como "¡NO ES JUSTO, ¿POR QUÉ TANJIRŌ PUEDE BESAR A UNA MUJER Y YO NO!?" y esta vez no fue así. Necesitaba decirle algo hace tiempo, pero igual le dio ignorancia y prefirió cuestionar a Tsuyuri sobre aquel beso.

Cuando su nariz le advirtió el llanto del rubio miró hacía arriba del árbol donde esté estaba, sus sollozos eran ahogados y casi no supo diferenciarle.

Zenitsu desde un principio había escuchado como salía de la finca; pero creyó que no le encontraría tan fácil. Cosa que no fue así.

    —Zenitsu, baja por favor.

Habló con voz dulce el tostado, le miró con ojos achinados y una bella sonrisa en su rostro, Zenitsu le miró con su cara cubierta sentado entre las ramas del árbol.

      —No.

Exclamó entre sollozos, Tanjirō solo le miró con confusión.

Interrumpiendo El Juego || ⚡ TanZen 🌊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora