Capitulo 1

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No había nada más que hacer en el lugar, el atardecer estaba acercándose. Tanjirō estaba entrenando fuera de la finca como era costumbre, Inozuke y Zenitsu estaban perdidos entre la habitación donde dormían, Nezuko no podía hacer nada más que esperar el anochecer en su habitación correspondiente.

Nada que sobre salga del lugar o de aquella rutina, está vez. El calor era más fuerte, casi insoportable; apesar de casi anochecer. Parecía ser una noche en las que no se podría dormir ni en el suelo sin manta alguna.

Y así fue.

Tanjirō ya estaba dentro de la finca de mariposas, el trío de pequeñas le habían llevado una cantimflora llena de agua lista para ser bebida y así recuperarse de aquel entrenamiento, pues, siempre le miraban como se esforzaba día a día.

 Aoi y Tsuyuri no tenían mucho que hacer, puesto que el rubio y el orbiverde no salían de su habitación para entrenar, el calor era fuerte, cochambroso.

—Vaya, ¡Que calor hace hoy!.

Exclamó el pelirojo con una pequeña sonrisa, dirigiéndose a las cinco chicas de allí, una de sus manos fue dirigida a su frente pasándola de un lado a otro mientras que la otra se postraba en su cintura, suerte era que no llevaba alguna prenda más que aquella camisa blanca de mangas largas y el pants del mismo color que allí mismo le habían dado.
Las quejas de los otros dos se oyeron proviniendo de una de las entradas, parecían no estar tan a gusto en la habitación debido al calor. Los 6 ajenos estando en la otra les miraron en silencio, parecían realmente agotados, si, a pesar de estar solo en aquella habitación sin hacer nada, posiblemente era eso mismo lo que les ocasionaba el bochorno.

—¡Hace mucho calor!.— Exclamó con fuerza el pelirubio con hombros caídos y gesto agüitado.

El pelinegro de puntas azules igual se quejó, gritaba y maldecía a "aquello llamado calor"; nunca había sentido una sensación así de desesperante. Y para que alguien desesperante esté hablando de cosas desesperantes. . . Es mejor evitar aquellas charlas, simplemente dejar fluir y tratar de tranquilizar. Cosa que una de la orbiazul ignoró por completo, su actitud frente a todos tensó el lugar.

—Tal vez no tuvieras tanto calor si te quitarás esa cosa que llevas puesta.— Quejo entre el silencio, el asebache bosiferaba por lo alto señalándole con gran gesto de ira siendo descubierto en toda dos cuadras más que el lugar.

—¡Tú no me digas que hacer!.— Bosiferó con ganas, inclinándose ante la chica, el rubio de puntas naranjas corrió a la espalda de el tostado. — ¡Va a golpearla!.— Grito entre chillidos, todo normal en Zenitsu. — El no puede hacer eso, es una chica—. Habló el tercero y más cuerdo de aquel trío, ahora las cinco chicas entendían el por qué eran bien conocidos por aquellos escándalos que pasaban haciendo en cualquier lugar.

—Inozuke, Aoi-san tiene razón.. P-podrías quitarte la máscara y evitar un poco más el calor— Titibuteo con una sonrisa el pelirojo oscuro.

—Solo quita tu máscara, si llegas a tocarme te arrepentirás.— Exclamó de nuevo la pelinegra.

Y así fue un lío de palabras revueltas entre el trío y la pelinegra, las cuatro sobrantes miraban el caso en pleno silencio. Tsuyuri ya había comprendido que podría hablar cuando guste como desición propia, paso desde el día que creyó que se despediría por última vez del de piel tostada. Cerró los ojos con lentitud tratando de tomar tranquilidad, a pesar de todo; ella también comenzaba a desesperarse.

—Hey, juguemos a algo, ¿Les parece?.— Cuestionó en voz baja ante el trío de Lolis quienes asintieron enseguida con la cabeza, ya les habia explicado a ellas y como primer favor les había pedido que alzarán un poco la voz para comentárselo a los otros cuatro de allí, por muy desesperada que estuviera no pensaba en alzar su voz o hacer algo que no le llevaba a ser descrita.

—.¡Tanjirō-kun!.— Exclamo una de ellas.

—.¡Todos!.— Grito la segunda con sus pequeñas manos puestas en su boca, algo para simular el gritar más fuerte y que su voz sea escuchada por los demás.

—.¡Juguemos verdad o reto!.— Grito la tercera.

Tanjirō asintió sin despegar su sonrisa tan descriptiva, ¿Ah, de verdad como podría odiarse a ese ser?. Zenitsu detrás de la espalda del mencionado recién quedó con cara confusa al igual que los otros dos de cabellera negra.

—.¿Qué es eso?.

Cuestionó el salvaje, antes de que la orbirosada saliera del lugar asignado con estatura correcta; mirando específicamente los chicos sin cuerda alguna. No entendía la más mínima cosa.
Tanjirō se limitó a pedirle a las tres chicas que le explicarán, mientras este se encargaba de su hermana. No la correría, pero igual trataría de hablarle un poco para después elegir si podría quedarse con el y con los demás o simplemente se  regresaría a su habitación.

—. Eh, ¿Nezuko podría estar con nosotros un rato?.

Cuestionó el tostado, las pelinegras no acostumbraban a estar con una chica de más y aún menos siendo demonios, la norma se había quedado; no podrían atacarla. Por lo que, solo asintieron y quedaron menos que de acuerdo, nunca habían convivido con una chica demonio, aún no tenían esa costumbre. Después de todo sus misiones eran matarlas, no convivir con ellas. Igual las tres pequeñas nunca habían visto un demonio y a Aoi le daba igual.

—. ¡Vamos, comencemos a jugar!.

Grito Inozuke emocionado con una sonrisa enorme de oreja a oreja, tomando en cuenta su manera de pensar; este sería un juego para demostrar su superioridad.

Interrumpiendo El Juego || ⚡ TanZen 🌊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora