Interrumpiendo El Juego || ⚡ TanZen 🌊

Capitulo 4

—Tanjirō, ¿Estás bien?.

Interrogó el de mechas naranjas. Le notó extraño y con un color diferente al común. Estaba demasiado rojo, parecía no entender.

     —Te notó rojo, ¿Te sientes mal?

Preguntó de nuevo, posó su figura enfrente del tostado frenando su caminata de ambos, posó una de sus palmas en la frente del Kamado para revisar su temperatura.

—Estas caliente, creo que tienes temperatura.— Exclamó.

—Estoy bien, ¡Me siento bien!. No es nada.— Dijo.—
Solo, solo no te preocupes ¿Si?.

Habló el mayor, tomo la mano del rubio y la acaricio con tranquilidad, miraba con ojos entrecerrados y una pequeña sonrisa el pálido color de su rostro. El orbidorado rió un poco cubriendo los finos labios con su mano libre. Tanjirō le miró en silencio, por minutos; que en cuestión de segundos se fueron al vacío (Al menos para el tostado). Pues la pilar, dueña de aquella finca pasaba por aquel lugar, Tanjirō al mirarla inmediatamente soltó la mano del menor, le miró perplejo.

—¿Eh?, Ya deberían estar durmiendo.

Escuchó la voz aguda de la orbimorada. Zenitsu suspiro asintiendo delicadamente con su cabeza, el cual fue ignorado por completo por la mujer al acercarse demasiado al tostado. De nuevo el contrario se sonrojo, ¿era acaso una maña de la pilar?, casi siempre le hacía lo mismo, y en todas esas veces el carmesí le cubría sus mejillas.
Zenitsu bufó por lo bajo, Tanjirō volteo la mirada hacía este mismo , al darse cuenta el Agatsuma realizó un puchero en automático. Sonrió ampliamente aquel tostado de melena roja.

—Bien, nos vamos a dormir.

Exclamó el Kamado sonriendole a la pilar.
La anterior le miró detenidamente, Zenitsu siguió su caminata y el tostado le acompaño.

Al llegar a la finca las chicas y el salvaje ya estaban en respectiva habitación. El rubio paso derecho a su habitación para dormir, el tostado paso a mirar a su hermana quien ya dormía, a pesar de ser un demonio; aún le daba por dormir en la mayor parte de la noche.

Por su parte Zenitsu miraba el techo escuchando la fuerte respiración del salvaje.
Se sentía extraño, por alguna razón le había molestado el acercamiento tan brusco de la pilar hacía el tostado.
Y su corazón latia igual de rápido que el de Tanjirō al estar en aquel árbol.
Su cabeza daba vueltas, no pensaba correctamente. Entre tantos mareos y dudas su cuerpo tambaleó aún estando en la cama. Suspiró.

Tanjirō . . . El, el ¿Me gusta?

Cuestionó en sus adentros. Por último, su cabeza respondió a su pregunta. Realizó un gesto de impresión y nerviosismo, ¿los sentimientos serían correspondidos?, Tanjirō era muy amable con él; pero así era, su actitud tan linda. Tal vez por eso sentía atracción hacia él. Sonrió con un sonrojo vivo hasta las orejas y así se rodó por la pequeña cama muy emocionado.

—Ehh... ¿Zenitsu?

Preguntó el tostado con ceja alzada, miraba con duda sus actos, pero Zenitsu solo se cubrió de pies a cabeza con la manta al notar la presencia del más bajo de estatura.

—¿¡H-hace cuánto tiempo estás allí?.— Cuestionó bajo las sábanas, con tono nervioso y chillón.

—Depende de que tanto hiciste.

Le contesto en burla, sonriendo ampliamente. Zenitsu al notar su tono burlón descubrió un poco su rostro para mirarle casi lloriqueando.

—Eso fue horrible, ¡dímelo ya!.— Habló con berrinches bien puestos en sus palabras.
Tanjirō rió mientras se acercaba a la cama de este.

—Solo mire que estabas rodando todo emocionado por la cama, ¿Que sucedió cuando no estaba?

Cuestionó llevándose las manos a su rostro algo dudoso, se sentó en la esquina de la cama del rubio para pasar otro rato más con el.

—Nada.— Contesto en seco.

Tanjirō suspiro al mirar aquella baja confianza del rubio. Sabía que no podía obligar a alguien a decirle lo que le sucedía.
Miró al suelo, igual le hacía sentir mal que el rubio por el que su corazón gritaba no le tuviera ni confianza.

—¿Algo hay entre tú y Shinobu-san?

Cuestionó el Agatsuma, el tostado sorprendido giró la cabeza para mirar al rubio. Este mismo le miró con el mismo silencio.

—Lo imaginé.

—Nonono, entre ella y yo no hay nada.

Exclamó exasperado el tostado. El orbidorado respiró profundo.

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Tremendo episodio kk.