Un manicomio que se encarga de ayudar a los enfermos mentales esconde muchos secretos en su interior. Cada uno tendrá una historia pero solo habrá una verdad
Hermosa portada elaborado por la hermosisima diseñadora
-nicolle- me encanto muchas graci...
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Una joven dirigida por su gran amor. Un hombre inundado por la rabia y dolor. Las dos emociones que manejan sin duda al corazón.
Karen y Jorge habían sido sedados ante su iniciativa por intentar defender a Uriel.
—Llevalos a su habitación —ordenó María al enfermero Marqués.
Ambos pacientes se encontraban todavía desorientados por la inyección, apenas y podían subir torpemente las escaleras, este trabajo estaba siendo demasiado laborioso para Marqués, quien se decidió a llamar a dos enfermeros jóvenes para que le ayudarán. Todos juntos subieron cuidadosamente a los individuos dirigiéndose al piso dos.
—¡No puedo creer que fueras tan estúpido para arruinar todo! —expresó molesto el hombre mirando a Jorge por última vez antes de cerrar la puerta.
—¡Ahora fuera de aquí! —ordenó Marqués a los jóvenes que lo acompañaban.
Nadie toleraba los abusos que el enfermero Marqués realizaba constantemente a los más jóvenes del lugar, se rumoraba por el castillo que todo esto se le permitía por ser el amante de la Jefa María, aunque a los inquilinos se les presentaba como su esposo oficial.
Los jóvenes obedecieron molestos dejando solo al enfermero en el piso dos.
Una sonrisa dibujó el rostro de Marqués, tenía que dejar pasar el mal sabor de boca que le habían dejado anteriormente. De esta forma se decidió por bajar las escaleras en dirección al piso uno donde resguardaba su tan preciado tesoro.
Eliza no paraba de dar vueltas por toda la habitación ante las palabras que Jorge había dicho.
—¿Lo dejaremos que se entregue así como así? —pregunto la joven Eliza mirando a sus compañeros.
—¿Que esperas que hagamos?, el se quiso entregar —expreso Ruben quien no le tomaba importancia.
—¡Te salvo a ti! ¡Minimo un gracias! —expresó la pequeña Sofía indignada.
Lucia consolaba a su pequeña quien lloraba herida por todo.
—¡Creo que deberías callarte! —impuso Lucia enojada.
El crujido de la puerta anunció el ingreso de alguien nuevo al cuarto, el enfermero Marqués asomo su cabeza por la puerta buscando a Lucía.
—¿Qué quieres aquí? —preguntó alarmada Eliza. —Nuestra cuidadora Beatríz afirmó que no tendrías por qué venir —agregó incómoda por su presencia.
