♦7♦ Piso Siete

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No soy todo lo que ves

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No soy todo lo que ves...
Pero tampoco ves todo lo que soy

«¡Culpable!, ¡Horrible!, ¡Monstruo!» Fueron las palabras que los habitantes del pueblo gritaban, con las cuales le daban la despedida al fornido hombre cubierto de cadenas que unos minutos atrás una vida había quitado.

Dos hombres lo subieron a una camioneta, alejándose poco a poco en dirección al bosque donde se suponía una pena de muerte debían darle.

Por alguna extraño razón, aquel hombre halló misericordia en las manos de ellos dos. Dejándolo vivo con un par de condiciones, en ellas se acordaba que no podía salir del último piso del castillo al que lo llevarían para que pudiera habitar, la segunda estipulaba que tenía prohibido con la gente interactuar y por último nunca más podía acercarse al pequeño pueblo de katán.

El hombre aceptó terminando en el piso siete del tan tenebroso castillo Mart, los primeros meses del hombre fueron muy calmados, su palabra firmemente cumplió hasta que una mañana un par de jóvenes llegaron al lugar del chico ya no supo nada más pero de la joven se convirtió en su perro guardián, le gustaba jugar y con los peluches historias contar hasta que un día una extraña cosa pasó mostrándole por primera vez su verdadero yo, lo que ella guardaba en su interior, por difícil que parezca esta le agrado más pues una joven segura se podía admirar, por mala suerte para este ella solo sale en la oscuridad.

Dos años pasaron desde que la joven llegó, y una nueva risa el pasillo iluminó, una pequeña bebé que desde que aprendió a caminar pasea contenta en el gran castillo Mart, estas dos eran su máxima adoración y a pesar de que todos los habitantes del castillo dudan de su sensibilidad tachándolo de grotesco, asesino, psicópata y sin piedad, una regla en él estaba claro ¡A los niños nunca tenemos que lastimar!

Aunque parezca extraño el piso siete siempre limpio está, incluso podríamos jurar que es el que más bonito puedes mirar, la luz ilumina todo el lugar, las ventanas abiertas siempre están. Aquel hombre vive como una persona normal.

Jorge se encontraba sentado disfrutando lo dulce de su café, era el único que las tres comidas debían servírle sin protestar, no por ser favorito sino por el miedo que a las cocineras les causaba.

La mañana la tarde caía poco a poco. Jorge un libro leía, ¿Otro lujo? No, solo se trataba de su vieja libreta con la que llegó, paciente esperaba la hora de la merienda pues su comida ya se la habían servido antes como todos los días, era tanta la tranquilidad que estaba a punto de quedarse dormido.

Un grito algo agudo se escucho y su oído alarmó «¡Sofia!» fue la única conclusión que sacó y su cerebro de inmediato respondió lo suficiente para como rayo bajar, fue tanta su fuerza y preocupación que sus pasos retumbaban en todo el edificio, por mala suerte en el piso seis tuvo un pequeño tropezón.

—¿Qué te pasó? —preguntó una joven con preocupación.

—En un momento te explico —Jorge solo contestó.

Siete Suspiros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora