♦4♦ Pequeña Sofia

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La pequeña Sofia juega con sus muñecas en el gran vestíbulo del castillo Mart

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La pequeña Sofia juega con sus muñecas en el gran vestíbulo del castillo Mart. La pequeña es muy risueña y le encanta hablar con el recepcionista, el cual se encontraba acomodando millones de expedientes de manera ordenada.

—¿No te cansas de tanto acomodar? —preguntó la pequeña con curiosidad.

El joven la miró detenidamente con un gesto de amabilidad, en todo el castillo esa pequeña era la única que casi todo el mundo quería de verdad.

—Hoy no cariño, hoy será importante —contestó el joven continuando con su tarea de acomodar papeles.

—¿Por qué hoy no? —nuevamente la pequeña preguntó.

Sofia como cualquier niño tenia curiosidad por aprender todo tipo de cosas que el prestigiado castillo le pudiera enseñar.

—Hoy llega alguien nuevo —respondió Dereck mientras frotaba la cabeza de la niña con dulzura.

Este chico podría ser muy abusivo con los pacientes,  pero tenía algo en claro: nunca lastimaría a los niños.

Dereck alzo la mirada y vio como dos hombres apurados llegaban por el jardín principal.

—Sofia, ¡escóndete! —demandó el joven mientras le indicaba que se metiera debajo de su escritorio.

Los hombres entraron y dejaron a una bella chica en la sala principal del vestíbulo. La joven se miraba asustada incluso trato de huir unas cuantas veces a pesar de que los hombres la detenían, sus manos temblaban y sus ojos reflejaban unas inmensas ganas de correr, aunque sus piernas no parecían responderle.

Todo esto asombro a Sofia quien vigilaba desde abajo del escritorio, estando atenta a cada detalle.

—Listo, aquí está la carne fresca, ¿Qué locura será ella? —demando uno de los hombres con burla en su expresión.

Dereck miró por unos instantes a la chica, después procedió a mirar todo el tumulto de papeles que tenia.

Sofia analizaba todo con cuidado y con su pequeño dedo señalo un expediente para que el joven lo notara,  se podía leer Demencia en aquel archivo, el joven accedió a su propuesta y tomó el expediente para después entregarlo a uno de los hombres.

—¿Dónde la dejamos? —Preguntó uno de ellos.

Posteriormente ambos hombres se colocaron su bata blanca de enfermería.

—Piso uno —respondió el joven.

Dereck admiro con preocupación a Sofia que aún se encontraba debajo de su escritorio.

Siete Suspiros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora