CALOR

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Capítulo 8

La verdad no estoy contando todos los días, ni lo voy a hacer (lo digo por si eso pensaban) solo cuento los detalles más importantes.

Ese día estaba... tranquila.

Poco a poco me acostumbraba a vivir atada a una cama o a una silla y que me alimenten, pero nunca me acostumbraría al dolor.

Estaba en la cama cuando lo escuché abrir la puerta, y se repitió lo de siempre.

Cuando estábamos sentados frente a frente, de la nada él sonrió.

-¿Recuerdas la caja?
-Tomás, no, por favor.

-shh, tranquila, Shelly-se levantó y se dirigió hacia la caja-
De esta sacó 4 velas pequeñas y un como taser pequeño.

-Tomas...
Puso las velas sobre mis manos y pies y las prendió, después prendió el taser y empezó a darme toques (no era leve como cuando prendes la luz con las manos mojadas, pero tampoco tan fuerte como meter un tenedor en el toma corriente, pero nunca me habían hecho daño, eso lo hizo peor para mí) empezó dando choques en la cada pierna, luego en cada muslo, luego en cada mano, el estómago, mi pecho y finalmente el cuello, y lo repetía.

Pasó poco tiempo y la cera de las velas se derretía, cayendo en mis manos y quemándome, la combinación del ardor y los choques hizo que empezara a llorar.

-¡Tomas, ya!-Empecé a gritar-
-Shhh, Shelly, Shh-Acercó el taser a mi boca y empezó a reír, una risa que no parecía de él, una risa como de un psicópata-Nadie vendrá por ti, nunca saldrás, lo mejor será que te acostumbres.
Siguió dándome choques mientras las velas se derretían y me quemaban.

Cada vez que su taser tocaba mi piel, un grito salía de mí, intentaba moverme (más por impulso que queriendo) pero no podía hacerlo por las cuerdas.

Después de varios minutos, la cera se derritió, él miró eso y dejó el taser en la caja y con un pedazo de metal y sus manos quitó la cera de mis manos, debajo de esta, estaba mi piel rojiza, mucho más que la demás.

-Vas a estar aquí por mucho tiempo, Shelly, será mejor que te acostumbres-Soltó una risa-

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