NO GRITES

HUELGA

Capitulo 12

Yo me quedé despierta después de que él se fuera.

Lo peor de esa noche no fue la violación, tampoco el dolor, lo peor fue que mi cuerpo lo disfrutaba.

Mientras yo sufría e intentaba gritar, mi vagina solo se mojaba y excitaba más y más.

Yo no sentí que me robaron mi inocencia, ¡yo solo podía sentirme sucia, como una puta que disfrutó una violación! Pase de ser la chica con una vida perfecta a una sucia que se excitaba al ser violada.

Fue la sensación más horrible y asquerosa que había tenido en mi vida.

Pasé horas sintiéndome así, hasta que finalmente quedé dormida por el cansancio.

Al día siguiente pasó lo de costumbre. Él llegó, entró al cuarto y miró lo que quedaba de mí, y sonrió. Me desató, me levantó, me sentó y me dio de comer.

Después de comer él solo me miró sonriendo, mientras yo lo miraba con odio.
-Te tengo buenas noticias, Shelly.
- ¿Cuáles?
-Hicieron una huelga en la escuela, ahora podré pasar más tiempo contigo.
- ¿A qué te refieres con huelga?
-Tus padres no quisieron hacerse responsables, así que culparon a la escuela de no haberte cuidado bien…

-Eso no tiene sentido.
-Ahora los alumnos no asistirán a clases hasta que te encuentren, pero podremos tomar clases en línea. Sin embargo, más manos se han puesto a buscarte, personas y policías de otros estados han venido solo por ti, ahora eres famosa, pequeña Shelly.

-¡Ja! Eso significa que pronto sabrán que fuiste tú.
-Por favor, Shelly, aunque soy uno de los sospechosos, no han encontrado nada para culparme, ni una sola pista.

-Está el vaso con mi saliva y lo que le echaste.
-Ambos los destruí y regué en un cerro, Shelly, no hay nada en mi contra.

En ese punto me empecé a irritar.
-Las personas saben que tú fuiste, no puedes protegerte de ellos…

-Tus padres estaban tan tristes que aceptaron hablar conmigo y poco a poco me fui acercando más a ellos, aquellas personas a las que les importas, no dañarían a alguien cercano a tus padres.

-Eres un…
Él se acercó y me besó la frente.
-Shelly, Shelly, nadie podrá encontrarte- bajó una mano y me metió los dedos- eres mía ahora y para siempre.

Me dio una ligera cachetada.
-Alguien me encontrará…
-No puedes estar más equivocada, pero, hoy te has portado muy mal.

Me desató, pero no me inyectó como otras veces, en ese momento creí que era mi oportunidad, intenté golpearlo, pero… no tenía fuerzas, había movido tan poco mis brazos que ahora estos carecían de fuerza, apenas y podía moverlos. Él noto eso y empezó a reír.

Me jaló el cabello hacia el piso haciendo que quedara a cuatro patas, él tomó mi cabello y me jaló hasta la habitación mientras yo gateaba y soltaba quejidos.

-Sube a la cama- Me dijo cuando llegamos a esta-
-No, espera –Le dije mientras subía- Lo hicimos ayer, hoy debo descansar
-Tienes razón –Escuchaba y veía como acomodaba las sogas- Pero te has portado muy mal el día de hoy.

Finalmente me acomodó en una especie de posición fetal con el trasero levantado.

- ¿Qué harás ahora?
-Probaré algo, muchas personas lo hacen, espero que te guste.
- ¿Cómo me puede gustar algo que viene de ti?
Salió del cuarto y regresó con lo que supongo era un látigo de cuero.

-Es hora de tu castigo.
Con el látigo empezó a golpear mi trasero, primero el lado derecho y luego el izquierdo, primero empezó lento y no muy fuerte, digamos un azote cada 3 segundos, después de un rato, empezó a hacerlo más rápido y fuerte.

Cuando llegó el punto en el que sentí que lo empezó a hacer demasiado fuerte, le pedí que lo hiciera con menor fuerza.

Un gran error de mi parte. Después de mi queja, me empezó a azotar con mucha fuerza, los golpes eran más lentos pero bastantes fuertes, recuerdo que cada uno hacía que me moviera hacia adelante y soltara un grito de dolor.

Lo hizo por bastante tiempo, tanto que empecé a sentir como salían pequeñas gotas de sangre de mí.

Un poco después de esto, se detuvo, escuché cómo dejaba caer el látigo, se acercó a mí, acarició mi trasero y después se inclinó para susurrarme.

-Nunca saldrás de aquí, Shelly, y más te vale acostumbrarte a mí.

Él salió de la habitación y empecé a llorar, solo se soltaron las lágrimas.

Unos minutos después, regresó con pomada, me aplicó bastante en donde me había azotado.
- ¿Por qué haces esto?
- ¿Curarte?
-Lastimarme y luego currarme.
-No lo sé, supongo que para que no te desgastes rápido.

- ¿Enserio no estás seguro? ¿El genio está dudando algo?
-No te pases, solo hago lo que me viene a la mente.
- ¿Por eso me secuestraste?
-Quería intentarlo hace tiempo, por eso tenía todo listo, pero no encontraba a nadie, hasta que te vi, y de inmediato supe que serías tú.
-Amor a primera vista.

-Yo no te amo, Shelly
-Lo sé…-Ahí entré en razón- ¿Cómo es que nadie ha notado tu ausencia?
-Mi casa está casi todo el día sola, cuando no me ven por las noches les digo que fui al parque a estudiar, un chico listo yendo al parque a estudiar, no es muy sólida, pero es buena cuartada.

-Algún día alguien dudara de ella.
-Pero no tendrá manera de contradecirme.
-Algún día irán a tu casa y…
-Lo han hecho, te dije que tengo todo planeado, he salido a “estudiar” por horas desde hace 2 años.

-Mierda…
Después de ponerme pomada me puso de rodillas en el piso.
-Hoy cenaras así, no quiero que te quites la pomada.
Cenamos, me acostó de lado y se fue como siempre…

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