LA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL

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Penúltimo Capítulo 21

Los días siguientes fueron… “difíciles”, Tomas casi no me dirigía la palabra, y si me miraba era solo para cogerme, yo intentaba hablarle o preguntarle cosas, pero él solo respondía cortante. Esto retrasó mi plan de escape por un mes más o menos, pero poco a poco empezó a abrirse conmigo, estuvo así por otro mes, hasta que volvimos a estar algo parecido a como estábamos antes.

Ese día me encontraba melancólica, así que decidí preguntarle sobre cómo había estado todo afuera, estaba cerca de conseguir escapar, por lo tanto, pensé bien lo que diría, pues no me podía permitir ningún error a estas alturas.

-Oye, Tom, ¿Y cómo están las cosas afuera?
-Pues… No quiero hacerte sentir mal…
-Anda, dime.
-Pues la mayoría de personas ya perdieron las esperanzas de encontrarte, incluso tu padre, o al menos eso parece, tú madre sigue presionando a los policías, pero parece que hasta ellos ya agendaron tu caso.
Escuchar eso me puso un poco triste, pero me puse feliz cuando pensé en sus caras cuando sepan que escapé.
- ¿Y aún no regresan a clases?
-No, la escuela no sabe cómo hacerlo para que los alumnos no se ofendan, pero parece que planean reiniciar desde donde nos quedamos, es decir, iniciar el mes exacto de cuando todo esto empezó.
-Ohh...
-Tus amigas siguen tristes, pero ya están siguiendo con sus vidas.
-Supongo que es lo mejor, que me superen…
-Me alegra que no seas egoísta.
Se levantó de la silla y se estiró
-Oye, Tom, ¿Te puedo preguntar algo?
-Adelante.
- ¿Algún día terminará lo nuestro?
-Puf, no lo sé.
- ¿A qué te refieres?
-A que aún no me decido, pero me gustaría tenerte para mí por más tiempo.
-Supongo que puedo considerar eso como un halago…
-Pronto será mi cumpleaños.
- ¿Y ese cambio de tema tan brusco?
- ¿Sabes preparar panquecitos o galletas?
-Sí, galletas.
-Quiero que mañana me hagas unas, yo te traeré las cosas.
- ¿Y dónde las cocinaré?
-En el horno detrás de ti.
Yo me quedé con cara de confundida hasta que volteé, y vi un pequeño hornito entre las encimeras del que nunca me había percatado.
-Está bien, haré eso por ti.

Por la noche hice lo que solía hacer todas las noches, tratar de hacer movimientos con mis piernas para poder correr, o, aunque sea caminar rápido y golpear un poco la pared, mientras pensaba en mi guion para mi actuación estelar del día siguiente: “Hacer sentir bien a mi secuestrador en su cumpleaños”. Para una novata podría parecer un papel imposible de interpretar, pero yo ya era una actriz experimentada cuando de Tom se trata.

El dichoso día llegó, y finalmente era libre de caminar por la casa, aunque no podía alejarme del horno, claro, Tom me supervisaba como un capataz, con un palo en mano, vigilando cada movimiento.

Cuando las galletas estuvieron, nos sentamos a comerlas.
-Noté algo extraño.
- ¿Qué cosa?
-No te tambaleaste y tus piernas no se vieron débiles.
-Bueno, no puedo mostrarme débil en tu cumpleaños.
-Que excusa tan poco creíble.
-Es enserio, me duelen mucho por estarme aguantando.
-Más te vale no volver a intentar escapar.
-No, claro que ya nunca más lo haré, soy toda tuya, te lo juro.
- ¿Es en serio?
- ¿Te lo pruebo?
Como es de suponer, después de eso tuvimos sexo.

Y en la noche volví a hacer lo mismo.

Fin del capitulo.

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