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Recordar aquel día lo hacía sentirse tan risueño en medio de su siesta de la tarde, sonriendo como bobo al cielo mientras su mano reposaba en su vientre y reír por los tontos comentarios que podía escuchar de su Alfa a su conejito a través de la marquita que los unía con fuerza, respondiendo entre murmullos y suaves susurros que el viento llevaba hacía el otro lado de la ciudad exclusivamente para dejarlos en el oído de TaeHyung. Era miércoles, una tarde fresca de mayo en dónde la brisa hacia revolotear los pétalos de cerezo y dejarlos sobre sus cabellos conforme el tiempo pasaba con lentitud. Conejito yacía acostado sobre una tela larga color verde manzana colgada entre dos árboles en una distancia perfecta para armar una pequeña camita que se movía con el vaivén del viento y mientras su Nana relajaba sus pies en agua tibia mientras leía un libro sobre Él Caballo de Troya, púes, JungKook hablaba con el padre de su hija. Si, una estrellita que dormía plácidamente en su vientre.

Ggukie preguntaba si Tete tenía mucho trabajo a lo que este último respondía con un no y también le cuestionaba a su pequeño conejito como estaba con la bebé y el cómo se sentía.

JungKook había estado teniendo contracciones seguidas y desde ayer habían aumentado un poquito al punto de no querer dejarle levantarse siquiera de la cama, le dolía mucho. Así que mencionó eso a su Alfa y este preocupado, dedico unos segundos para contar cuantas semanas y meses llevaba su novio embarazado y fue en eso que un fuerte dolor presionó su pecho haciéndole jadear.

— A-Abuela...

Se quejó el menor, presionando con fuerza su vientre mientras el dolor solo aumentaba. Omega alertó al Alfa de inmediato sobre lo que sucedía y TaeHyung casi cae de su silla al recordar que fecha era hoy y sobre todo que se habrían cumplido los nueve meses entre ayer y pasado mañana. Como pudo salió de su oficina a pasos rápidos para avisar a su Jefe que debía irse por cuestiones familiares. Omega no podría ir al hospital sin él auto suyo, ¡y claro!, ¡había vendido el puto auto!.

— Maldita sea. —murmuró Alfa en el camino.

Intentando calmar a su pequeño a través de la marca, sintiendo a su propio animal gritarle por ser tan lento y es que, estaban angustiados por el nacimiento de su hija y sobre todo, el horrible pensar de no estar ahí para JungKook cuando lo habían prometido tantas veces.

Por aquel cálido lado lleno a la vez de ajetreo, la abuela de JungKook sacó rápidamente sus pies del agua tibia y como pudo se apresuró a ayudar a su bonito nieto en cinta para dirigirlo a la cama. Sabiendo que Tae no iba a llegar aún, debían proceder al parto en casa.

Alfa.

Omega no paraba de llamar a su anhelado, suspirando en llanto mientras el dolor sólo se hacía más fuerte al punto de sentirse completamente mojado debajo suyo su fuente se había roto y eso significaba que aquella estrellita ya quería ser una pequeña gran estrella brillante. Pasitos torpes los guiaron hacía la habitación en la primera planta de la casa, recostando a su pequeño ahí y diciéndole en calmas palabras que estuviese relajado e inhalar y exhalará con lentitud.

Alfa.

TaeHyung entre cuatro patas de tigre veloz corría hacía el bosque importándole mucho lo que las personas dijeran y si estas se asustaban, tenía prioridades y una de ellas era su futura familia. ¡No podía faltar al parto de su primer bebé!. Estaba asustado y lágrimas de felicidad y miedo nublaban la vista de sus ojos corriendo lo más rápido posible. ¿Cómo dios podía castigarlo de esa manera?, envuelto en el miedo y el feo presentimiento que tenía de que no podría llegar a arriba de la colina, eso lo estaba carcomiendo. Negándose a rendirse, tan sólo siguió aunque el cansancio estuviese presente, aunque sus patas empezaran a doler, al final todo valdría la pena, al final estaría a su lado y daría calor a ambos cuerpos, no podía dejarlo, no podía abandonarle de esa forma.

❝ Sweet bunny .❞ ┊ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora