II

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— ¿En que demonios estabas pensando, mamá? — Nunca la llamaba. Consideraba que era una enorme pérdida de tiempo para situaciones como éstas, aunque la extrañara. Pero ésta vez, se pasó de la raya —. ¡Ni siquiera fuiste capaz de preguntarme antes de armar planes! No sabes ni siquiera que clase de ambiente hay aquí... No es sano para Sasuke.

— No digas tonterías, Itachi. ¿Acaso hay muchos problemas con Izumi? Imposible, ella es muy correcta.

— ¡Hay veces que creo que despertaré debido a sus gritos, o ni siquiera despertaré! ¡No sé si al siguiente día habrá algún problema, o si me voy a divorciar! Realmente estamos es un mal momento, mamá...

   Mamá se silenció por varios segundos. Luego, habló. Creí que el estupor permanecería por más tiempo.

— Sasuke ya se matriculó. Realmente creí que estaban bien... Lo siento.

— Izumi siempre te dirá lo que quieres escuchar. No quiere que nadie más se meta o que se preocupe. Suficiente tenemos con nosotros mismos.

— Entonces, hablaré con tu padre — Respondió triste, preocupada—conseguiremos un departamento. Veremos como lo pagamos, no sé cual es la gravedad del asunto. Solo espero que no pierda este año.

— Dios, no. No, no y no — Contesté con pesadez, ya sosteniendo el puente de mi nariz con dos de mis dedos —. Que venga aquí, ya no hay más remedio. Trataré de mantener calma las aguas con ella. Ya gastaron suficiente conmigo. Eso si... Me invade la preocupación.

— ¿Por qué, amor? — Preguntó.

— Me da hasta vergüenza. Pasaron diez años, ni siquiera sé cómo es él. Hablo hasta por su aspecto físico.

— Oh... Cariño, no te preocupes. Solo está algo rebelde pero aún es el mismo niño del que te despediste cuando tenías dieciocho. No debes preocuparte de nada. Sabrás como tratar con él. Estará muy feliz de verte, aún sé que te adora.

— ¿Segura?

— Segurísima.

   Y a pesar de que me lo aseguraba, no podía creerle al cien porciento. Aún recuerdo su rostro. Sus mejillas estaban rojas a más no poder, como los tomates que adoraba comer. Sus ojos no paraban de derramar lágrimas en gran cantidad y su ceño, realmente denotaba furia. Sus ojos negros estaban más que furiosos, podía ver el mismísimo infierno y sus llamas que prometían devorarme algún día.

— Bien, si no, no hay problema. Podré apañar la situación. Ahora si, ¿Cuándo llega?

— ¿Prometes no decirme nada?

— No.

— Bien, puede este domingo ya que no presenta un problema. O sea, mañana.
 
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Bueno, anduve escribiendo varios capítulos. Si escribo alguno más, en la semana estaré subiendo otro uwu

Rosa Pastel [ItaSasu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora