Rosa Pastel [ItaSasu]

Bad Ending

Sasuke Uchiha.

   Ni siquiera conté los días, los meses, ni lo segundos, minutos o horas. El tiempo para mi no tenía nada de relevante, ni interesante. Pasaba desapercibido porque después de todo, nunca me sentí lo suficientemente feliz como para contarlo y porque sé que nada volverá a ser como antes. No tenía nada que hacer, ni una motivación. Simple y sencillamente vivía por vivir y cuando sucede eso, el tiempo no importa. No significa nada.

   Sin embargo, yo ya estaba en la mitad del segundo año de mi carrera. Supongo que de todas formas si seguía contando. Aún estaba en el juego. Un año casi... Un año y medio, en realidad no le prestaba atención pero sé que pasó mucho tiempo. Que contradictorio podía ser yo a veces.

   Pero me pude acostumbrar. Aunque de cierta forma, sentía un vacío asfixiante por todo lo sucedido y al parecer, no iba a ser algo que desaparecería sencillamente. Pero lo logré, me acostumbré a la soledad. Y con el tiempo, entendí que solo eso permanecería conmigo hasta el final de mis días así que me acoplé y pude vivir solo perfectamente. Más bien, sobrevivir.

   Obvio, Haku venía muy seguido a visitarme y solía quedarse conmigo por las noches. Ni hablar cuando había tiempo libre y no había tareas. Tranquilamente hacíamos maratones de cualquier saga de películas y comíamos hasta reventar. Y si de por medio había trabajos para realizar juntos, siempre venía a mi casa y se quedaba. Si no fuera porque él enlazó su vida con Zabuza, tal vez viviría conmigo y no con él.

   Pero está bien así, agradezco estar solo.

   Digo, podía beber si quería y junto a ello perder el hilo de todo lo que me rodeaba. Podía comer si es lo que quería, aunque normalmente los horarios y la comida en si, no me importaba ni siquiera un cuerno. Podía fumar, podía bailar solo como un desquiciado, hacer lo que deseaba al fin y al cabo. Hasta podía deprimirme como yo quería. Hundirme. Y llorar, llorar hasta llegar al borde de la deshidratación. Pero no todo lo que deseaba podía lograrse ya que algunas simples actividades lo abarcaban a él. A mi hermano mayor, Itachi.

   Sin embargo, intentaba no recordarlo, trataba no pensarlo. Él me sacó sin ningún remordimiento de su vida. No merecía mis pensamientos. Pero a veces, necesitaba alguna sustancia o actividad para olvidar.

   Porque lo extrañaba tanto. Lo extrañaba mucho a pesar de que no me merecía. O eso creo. Tanto que sentía que el pecho se me desgarraba. Así como podía odiarlo por dejarme, lo amaba muchísimo por los recuerdos y porque era parte de toda mi vida. No podía olvidarlo. Eran demasiadas las noches dónde soñaba con él y con las cosas simples de la vida. Despertar, comer, salir y estar con él. El cariño y la compañía. Y también eran tantas las noches donde yo mismo intentaba darme placer imaginando que estaba ahí. Intentando cubrirme con su calor inexistente. Imaginando su cuerpo sobre el mío besándome y haciendo todo lo que alguna vez disfruté. Intentando volver a armar en mi cabeza aquella sensación de su cuerpo pesado contra el mío. Haciendo que mi calentura repentina desaparezca con la imaginación. Solo la imaginación.

   Y es que tranquilamente podría intentar ligar con alguien, así como hice con Orochimaru y deshacerme de ese deseo que a veces quemaba. Luego, volver a mis aposentos y mi vida normal. Sin embargo, desde que lo probé supe que no podía ser con alguien más.

   Era mi hermano o nadie.

    Solo pude removerme en mi cama, en mi no tan nueva cama. Otra vez el insomnio me atacaba como de costumbre. Por más lujoso que sea el lugar—porque realmente Itachi se había tomado el tiempo de elegir algo bastante superior a mis expectativas—, por más suaves que sean las sábanas. Así sea un lugar precioso para estar a gusto, yo me acostumbre más no lo quería. No podía dormir plácidamente desde hace tiempo, desde su ausencia.