XVIII

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Sasuke Uchiha

   Después de semejante fallo y terrible humillación —porque para mí no era más que una humillación, una pesadilla—, al día siguiente, no pude hacer más que despertar, prepárame e irme corriendo a la facultad para ver a Haku. No, ni siquiera el estudio y la responsabilidad podía sobrepasa este horrible sentimiento que me consumía el corazón. No quería estudiar con este desequilibrio emocional, no era prioridad.

   Lo único que quería era un abrazo y algunas palabras que no me juzgaran. Y ese sentimiento solo lo encontraría con mi amigo.

   Así que apenas pudimos acceder al descanso del medio día antes de hacer otro turno a la tarde, almorzamos en el parque y me desahogué todo lo que pude. Siendo sincero, hasta me dio pena por él ya que el noventa porciento de la situación fue llorar como una Magdalena y luego de ensuciar su remera con lágrimas y mocos, pude recomponerme y contarle lo sucedido.

    Evidentemente, me abrazó y luego de tanto llanto insoportable, me habló lo más delicado que pudo salirle en el momento.

—La verdad Sasu, es terrible. Hasta yo creí que si llegabas a intervenir las cosas podían mejorar pero veo que no. Tal vez debas dejarlo solo un tiempo. ¿No te parece?

—Si, supongo que sería lo mejor—En ese momento, me quité el resto de los mocos con un pañuelo que Haku me había ofrecido—. Ya entendí que conmigo no quiere estar... Por más lastimoso que sea.

—Supongo. De todas formas, no creo que no quiera estar contigo, solo está lastimado y aún está resentido. Convengamos que lo que hiciste no fue algo muy agradable aunque comprendo todos tus motivos... Así que, déjalo en paz. Pronto se arreglaran las cosas.

   A pesar de que no lo creía y no me parecía lo más convincente, fue la única opción que me quedó. Lo ignoré, no funcionó. Le fui a hablar, no funcionó. ¡Para colmo fuí lo más cariñoso y comprensivo que pude! Y me hecho como si no significara nada. No había nada más que hacer por mi parte.

    Solo pensé un poco en mí y seguí estudiando porque para eso vine. Finalmente, me sentía algo mejor como para poder prestar atención.

   Haku y yo continuamos con las horas que nos quedaban de la cursada. Cuando terminamos y ya era medio tarde, me hizo una propuesta de lo más interesante: quedarme a dormir en su departamento. Y me pareció bastante acertado.

   Yo estaría lejos de Itachi, e Itachi estaría lejos de mí. Tal vez así la situación se calmaría.

   Sin embargo, antes de pasar por mi casa y buscar mis pertenencias para pasar unos días con mi amigo, decidimos parar en una cafetería para merendar algo. Eran pocas las veces que podíamos disfrutar momentos así pues, el estudio consumía mucho de nuestro tiempo. Así que, era el momento perfecto. Nosotros dos, solos. Sin Itachi y sin Zabuza.

   Entramos. Al abrir la puerta de vidrio, se escuchó una campanita que avisaba la llegada de nuevos clientes. Y rápidamente le echamos el ojo a una mesa que se encontraba a la izquierda, muy cerca de una pared de cristal que daba vista hacía afuera, la calle, las personas que pasaban y demás tiendas abiertas. Por supuesto, tomamos asiento y la camarera de inmediato tomó nuestros pedidos.

   Haku, cómo siempre tan rosa, pidió una malteada de frutilla y yo me conformé con un capuchino. Mientras tanto, hablamos y revisamos apuntes para anotar algunas cosas que quedaron inconclusas o no habíamos alcanzado escuchar. Y cuando llegaron los pedidos, dejamos todo de lado.

   Creí que sería un momento de paz y tranquilidad junto a él, hasta que escuché los pasos pesados de alguien. Y cuando vi la cara de Haku, al darme vuelta, encontré a Kisame viniendo con un café y su tostado para nuestra mesa.

Rosa Pastel [ItaSasu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora