Capitulo 4: Enfrentamientos peligrosos

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Era el hombre más extraño y difícil de descifrar que había conocido. Casi nunca lo veía en la mansión y las pocas veces que estaba; pedía estar solo sin que nadie lo molestara y es ahí cuando no entendía cuál era el punto de tenerme encerrada. Y así habían pasado los días, y había llegado a un punto que sentí que enloquecería. Era sábado y el hombre del que aún no sabía su nombre por la boca de él mismo, se encontraba en la mansión. Salí de la habitación y buscándolo por todas partes al final di con él en la inmensa alberca que tenía en la parte trasera de la mansión. Nadaba con gran velocidad sin parar, como si quisiera retarse él mismo. Camine hacia una de las tumbonas y él al verme se detuvo y seguido salió de la alberca y yo como idiota no pude evitar verlo algo deslumbrada. Ese tipo era tan odioso como atractivo.

— Necesito hablar con usted.  

— ¿Que no ves que estoy ocupado?

— Siempre lo está, entonces da igual cuando lo interrumpa.

Agarrando una toalla con cara de hastío respondió

— ¿Que quieres?

— No soporto el encierro. Necesito salir, seguir haciendo mi vida. No se si sepa pero yo tenía una vida antes de usted. Iba a la universidad, tenía amigos..., no puede tenerme encerrada por un año.

— No

— ¿No? ¿Es en serio? Le hablo en serio, no soporto más el encierro señor.

— Pues te toca seguir aguantando.

— ¿De que pelicula sadica de terror ha salido usted? Hasta parece que le gusta hacer sufrir a los demás.

— Sigue abriendo tu boca, y vas a terminar sin poder siquiera salir de tu habitación. No me molestes mas.

Definitivamente este hombre era de otro planeta. Cada cosa que hacía lo lograba hacer lucir aún más extraño. Sentía que me ahogaba en aquella enorme mansión donde eramos solo el, yo y la servidumbre. Al entrar nuevamente a la sala de estar alcance a escucharlo hablar por el móvil en otro idioma que en mi vida habia escuchado. Justo en ese instante Jackie pasaba por la sala de estar y sin poder evitar la curiosidad la detuve.

— ¿Se le ofrece algo señorita?

— Si, ¿Que idioma esta hablando el energúmeno?
— Es danés señorita.

— ¿Danés? ¿Acaso el no es de inglaterra?

— Digamos que de ambos países, su madre es danesa y su padre ingles. ¿Algo más?

Asiento con la cabeza

— ¿Donde esta toda mi ropa?

Jade palideció y apenada bajo la mirada

— Pues..., el señor Archer ha pedido que se tirara todo.

Me emputo en nano segundos y ya sentía como el demonio se me quería salir del cuerpo. ¡Es un maldito narcisista! Quería controlar mis impulsos pero cada vez se me hacia mas dificil con las anormalidades de este infeliz. Sin pensarlo dos veces fui a buscar al idiota e interrumpiendo su llamada lo mire esta vez siendo yo quien quería matarlo con la mirada.

— ¿Se puede saber quien demonios se cree usted para tirar todas mis cosas?

— Tu propietario

— Ya me estas cansando, y bastante. No solo tengo que soportar tu actitud de energúmeno, también tengo que soportar el encierro y ¿ahora que tires mis cosas? No ¡sabes cuanto te odio!

Otra vez vi mi cuello entre las manos de Nathaniel y yo contra una pared sin poder tocar el suelo. Esta vez no pude decir una sola palabra, me tenía suspendida en el aire y creí que no lograría zafarme de él en aquella ocasión.

Antes de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora