Capitulo 9: Tan cerca, tan lejos

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Después de tanto tiempo podía volver a subirme a unas puntas de ballet y era feliz. Esos días en los que podía salir y por unas horas ser libre, continué lo que me encantaba hacer, bailar. Me hacía sentir feliz, plena y ayudaba a sobrellevar el hecho de que después de cinco horas, todo volvía a ser un jodido infierno.

— Pensé no te volvería a ver. ¿Como has estado? — Preguntó Alice mientras se quitaba sus puntas.

— No se como coño estoy

— ¿Y eso?

— ¿Como se supone que este? Me han comprado y ahora hasta horarios tengo para poder salir.

Alice mirándome como si yo fuera una exagerada respondió.

— Bueno, muchas quisieran estar en tu lugar. Te ha comprado el soltero más codiciado del país. Solo tú estás llorando por eso.

— Qué básica eres, Alice

Poniendo los ojos en blanco sacudió la cabeza

— Ay ya, vamos a cambiar de tema. Nos han propuesto a todo el grupo participar en en un musical en Broadway. Pensé que te gustaría pero no se si puedas con todo ese lío que tienes.

Era la oportunidad de mi vida. No había nada que quisiera más que poder alcanzar mi sueño y ser una bailarina y actriz de teatro reconocida, no sólo ser conocida porque en mi célula aparecía el apellido Winchester.

— No se como Alice, pero voy hacerlo.

Creyendo poco a mis palabras refutó

— Ajá, ¿y cómo le vas a hacer con tu Archer?

— Primero, ese hombre no es nada mío, segundo ya se me ocurrirá algo.

— Por cierto, ¿Que ha pasado con Emer?

— Dijo que esperaría a que toda esta locura pase. Luego volveremos y todo estará bien.

— ¿Y tú le creíste?

— Pues si, nos amamos y no tengo porque dudar.

Terminando de recoger sus cosas suspiró diciendo una verdad que yo me negaba a asumir.

— Sabes que pienso, que Emer es tu escape. Que solo lo utilizas para tener un subterfugio y no aceptar tus verdaderos deseos y sentimientos.

Ofendida respondí

— ¡Eso no es cierto! Yo lo amo y..., y quiero estar con él.

— Lo amas tanto que nunca has hecho el amor con el. Pregúntate a ti misma si en realidad amas a ese hombre. Porque desde acá fuera se comienza a dudar.

Yo no dudaba de mi amor por Emer hasta aquel día. Emer había sido mi salvador por años y estaba feliz con eso, pero comenzaba a preguntarme en dónde estaba cómodo mi corazón. Ese día llegue algo confundida a la casa y lo único que quería era hablar con Nathaniel y pedirle mi segunda petición. Pero al llegar a la casa, no estaba. Cuando no podía conseguirlo, cuando no tenía idea de donde podría estar la sensación que sentía era difícil de explicar. Solo estaba Margaret leyendo un libro frente a la sala de estar.

— Hola

— Qué tal Catalaia, ¿Como va todo con mi hermano?

— Preguntas como si él y yo tuviéramos algo

— ¿Y no lo tienen?

— Obvio no

Riendo negó con la cabeza

— No se que haya pasado en ese viaje; pero mi hermano no es el mismo.

Sentándome frente a ella algo curiosa pregunté.

Antes de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora