El golpe sordo de dos cuerpo chocar con brusquedad inundó uno de los últimos pisos del sótano acompañado del jadeo inmundo que salía de la garganta de Dreykov cada vez que penetraba con salvajismo el cuerpo menudo de la pequeña rubia que hace varios minutos habían llevado hasta su madriguera.
-¡Argh, si!
Dreykov gruñó como un animal cuando dejó ir nuevamente todo el largo de su duro miembro dentro de Polina para continuar embistiéndola por detrás sobre su elegante y refinado escritorio, azotando su cuerpo boca abajo sobre la planicie de aquél mueble.
Polina había sido atada de manos al llegar ahí mientras que su boca había sido cubierta por varios pedazos de cinta industrial para que el ruso no tuviese que escuchar sus asquerosos quejidos y mucho menos aquel llanto patético que suplicaba que la soltara. Dreykov la había abofeteado, le había bajado de un tirón los shorts y ropa interior para después empotrarla con fuerza y entrar en ella con brusquedad, iniciando así unas asquerosa tortura carnal en la que la rubia sólo pudo ahogar sus gritos desgarradores de dolor y llorar hasta empapar sus mejillas con sus lágrimas.
-Tengo un trabajo para ti, no me decepciones, hija... -Dreykov aplastó su cabeza sobre la mesa, apretó su cintura para darse apoyo y la penetró bestialmente hasta hacer que su cuerpo frágil se sacudiera como si fuese una simple muñeca de trapo.
Aquello era algo de lo que nadie jamás hablaba dentro de la organización, ni siquiera entre las mismas rusas que por años se habían visto abusadas por infinidad de hombres que recorrieron los pasillos de aquella fortaleza y todas las que en alguna vez vivieron.
El general Dreykov había sido el primer hombre en la vida de todas ellas, había ensuciado sus cuerpos y aplastando su inocencia con una simple pisada. Nadie más que él tenía ese derecho dentro de la KGB, la pureza de todas ella le pertenecían y a modo de lección les enseñó que él era el único hombre al que debían obedecer, era su padre y aquel abuso era la prueba más fiel de cuánto las amaba y protegía.
Después de ese primer asalto jamás volvía a tocarlas, pero con Polina había sido diferente. Madame había metido algunas imágenes en su cabeza y su petición de mantenerla viva tenía que ser cobrada de alguna forma y que mejor que hacerla suya todas las veces que quisiera, así la tendría en la palma de su mano y jamás se atrevería a traicionarlo o sufriría las consecuencias.
Drekvok empujó una última vez para después abandonar abruptamente su sexo y correrse sobre su espalda, disfrutando de la vista que le estaban regalando sus muslos temblorosos mientras varios hilos de sangre escurrían por el largo de sus piernas blancas.
La respiración agitada del ruso y los sollozos de la rubia era lo único que se escuchaba en aquella habitación. Así que sin esperar más Dreykov se apartó para subir sus pantalones mientras observaba con desprecio a la mujer echa polvo escurrirse de la mesa hasta dejarse caer sobre la alfombra con la mirada perdida en algún punto de su conciencia, estaba ida, parecía estar muerta, pero lamentablemente para ella aún respiraba.
-Serás mis ojos entre tus hermanas, debes decirme absolutamente todo, Polina. Especialmente los movimientos de cada una durante la misión en Brasil. Quiero un reporte completo y sin errores o no seré tierno la próxima vez que te folle sobre mi escrito. -Dreyvok se agachó junto a ella, le quitó la cinta de la boca de un tirón y tomó su mentón con brutalidad para obligarla a mirarlo.
-Da papa... -Susurró con las últimos hilos de voz que le quedaban.
-Algo más... . -El ruso la soltó bruscamente y se puso de pie para ir por la ropa de la chica y lanzarsela encima de su cuerpo, ella sólo espero a que hablara entre lágrimas.
-Quiero que seas la sombra de Natalia. Si intenta huir, te culparé así que más te vale tener los ojos bien abiertos durante su próxima misión. -Dreykov sabía que aquella misión en Brasil era una invitación al escape, la pelirroja ya lo había intentado infinidad de veces en el pasado y siempre fallaba, ahora quería estar prevenido para no tener que lidiar con ningún tipo de sorpresa, estaba harto de su actitud, debía aprender por las buenas o por las malas a obedecer.
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💥HAIL HYDRA💥
FanficEl Capitán Steve Rogers y el Sargento James Barnes, ambos soldados activos de Hydra son seleccionados para participar como entrenadores en el programa viuda negra. La KGB ha iniciado la etapa final del programa, 6 chicas rusas deberán luchar por sus...