EPÍLOGO

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-¡James! ¡James!

-¡Nattela!

-¡Regresen a casa!

La dulce voz aterciopelada de la rusa se escuchó rebotar entre los enormes árboles y arbustos repletos de flores silvestres que rodeaban las hectáreas de bosque que habían detrás del jardín trasero de aquella bonita casa en Noruega, avisando a los dos pequeños que se encontraban montados en una rústica, pero bien elaborada casa del árbol que era momento de bajar.

-James, no podemos dejarlo aquí solito. -Nattela apartó un mechón rubio de su mejilla para mirar a aquel pelirrojo con ojos llorosos y tristes mientras se abrazaba fuerte a un esponjoso conejito que ambos habían encontrado en el bosque.

 -Nattela apartó un mechón rubio de su mejilla para mirar a aquel pelirrojo con ojos llorosos y tristes mientras se abrazaba fuerte a un esponjoso conejito que ambos habían encontrado en el bosque

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-No llores Ela, le diré a papá que nos deje quedarnos con el. -James se acercó a la rubia para pasar sus deditos por sus mejillas y limpiar sus lágrimas con cariño.

-Tia Natty no dejará que lo conservemos y a papá no le gustan los animales esponjosos. -Ela se soltó en un llanto muy triste que angustió a James.

-Papá nos ayudará a convencer a mi mami y también al tío Buck. Verás que dirán que si. -James la abrazó fuerte apachurrando al pequeño conejo con sus cuerpos para después ambos pegar un salto en su lugar cuando la voz ronca de su padre los llamó desde abajo.

-Hijo, bajen ya de ahí. El almuerzo está servido, mamá hizo tus galletas favoritas. -Steve levantó el rostro y utilizó la palma de su mano para cubrir sus vista un poco del sol y ver mejor en dirección a la casa del árbol.

El pequeño pelirrojo de 5 años tomó la mano de su prima Ela para que juntos fueran en busca de una mochilita en donde pudiesen meter al conejo y así poder bajar las escaleras que descendía por el gran tronco del árbol.

El pequeño pelirrojo de 5 años tomó la mano de su prima Ela para que juntos fueran en busca de una mochilita en donde pudiesen meter al conejo y así poder bajar las escaleras que descendía por el gran tronco del árbol

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-Papi, tenemos que decirte un secreto. Necesitamos tu ayuda, es una misión de vida o muerte. -James saltó del último escalón mientras Steve tomaba a Ela en brazos para depositarla sobre el pasto.

-¿Un secreto? -Steve se puso de rodillas frente a ambos niños.

-Pero debes prometer tio Steve que convencerás a papá y a tia Natty para que nos dejen quedarnos con Stuart. -Nattela miró a su tío con aquellos ojitos azules tan manipuladores que había heredado de su padre mientras James hacía los mismo con los dos zafiros idénticos que había sacado de él.

💥HAIL HYDRA💥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora