CAP 30 COMIENZO

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-Feliz año nuevo, Amor... -Steve le susurró a Natalia muerto de frio después de que aboradara el auto en el que ella esperaba con la calefacción encendida.

-Feliz año nuevo, Capitán. -La pelirroja sonrió con una inmensa emoción de poder decir aquellas palabras con tanta naturalidad para después estirarse un poco en su asiento y acercarse a Steve para regalarle un pequeño beso que lo hiciera entrar en calor.

-La conseguí, Natty, la cabaña es nuestra. -Rogers celebró con alivió mientras tomaba la mano de la rusa para dejar un beso en su dorso.

-Entonces vamos, antes de que se me congele el trasero. -Ella rio divertida y Steve arrancó el auto, estaban a 30min de su destino final.

-Necesitará algunas reparaciones, pero por lo pronto será un lindo lugar para vivir, un refugio seguro para ambos, amor. -Steve la miró con ilusión y ella le regresó el gesto.

Natalia estaba segura que haber elegido aquel pueblito olvidado por Dios en Noruega les daría la seguridad temporal que necesitaban y aunque el frío era igual o peor que el infierno congelado de Rusia, estaban juntos y dormir desnudos bajo la manta ya no era del todo una locura, de hecho era lo mejor que podían hacer para mantenerse calientes.

-Es el comienzo perfecto, amor. -Nat sonrió con alivió, se sentía inmensamente feliz de estar finalmente viviendo una vida, su vida fuera de aquellos muros de piedra en la que fue sometida y obligada a hacer cosas terribles para sobrevivir.

-Estaré siempre contigo, Nat. Quizá no pueda borrar las marcas de tu pasado, pero juntos podemos crear una nueva historia para ambos, una con final feliz, casa en el campo y niños corriendo por el jardín. -Steve sonrió ante la idea tan descabellada al igual que ella.

-¿Quieres hijos? -Nat giró con curiosidad en su asiento para verlo mejor, jamás se vió a sí misma teniendo esa clase de platica con un hombre, con él.

-Jamás había tenido la oportunidad de pensarlo, pero ahora que te tengo a ti, si, si quiero hijos, muchos, todos los que puedas darme. -Rogers embozó una radiante sonrisa y ella soltó una carcajada divertida.

-Alto ahí soldado... ¿Muchos? Te recuerdo que aún soy una niña. -Natalia le dijo con un toque seductor, ganándose una mirada divertida por parte de él.

-Oh no, recuerdo claramente haberte escuchado decirme que ya no eras una niña así que quiero al menos unos 3 bebés. -Ambos rieron con gracia mientras ella negaba con la cabeza.

-Si te va bien quizá puedas tener al menos 1 bebé.

-¡Oye! -Steve reprochó y ella sonrió de oreja a oreja quizá aquella plática estaba siendo la primera de muchas en la que se podían sentir tan normales como cualquier otro ser humano del planeta.

Steve aparcó el auto a las afueras de un amplio jardín cubierto de nieve, justo frente a una enorme cabaña de dos plantas construida de madera entre los arboles congelados de lo que se suponía debía ser un bosque en verano. El porche y cada pequeño detalle rustico le daba una vista de cuento de hadas, casi celestial y muy hogareña. El lugar se encontraba apartado del pueblo y al parecer los únicos vecinos que habían a los alrededores eran las casas de las marmotas sumergidas en algunos troncos viejos.

Ambos bajaron del auto con los ojos fuera de órbita, la casa lucía mucho más vieja y sencilla en el periódico de lo que se veía en ese preciso momento. Rogers bajó una pequeña mochila, tomó la mano de Natalia y juntos subieron las escaleras del porche color caoba, a pesar de ser aún de noche se podía apreciar bastante bien.

-¿Tendrá electricidad? -Nat habló ante el tremendo frío, llenando el espacio frente a ella con una capa de vaho que salió de sus labios.

-El anciano dijo que contaba con lo básico. Dijo que esta casa estuvo abandonada desde que su esposa murió hace 6 años y hace más de 3 años que está en venta en el mercado, creyó que nadie jamás se interesaría en ella por la ubicación. -Steve buscó la llave y se apresuró a abrir.

💥HAIL HYDRA💥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora