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—Harry — escuchó una voz suave,— Harry... ¡Harry!

—¿Si?

—Te fuiste por unos minutos — dijo,— dejaste de poner el ungüento y solo te quedaste en silencio.

No había notado eso.

—¿Has terminado ya con eso?— volvió a hablar,— tengo un poco de frío.

Parpadeó un par de veces—. Si, ya puedes ponerte el suéter.

Louis se alejó un poco de Harry, bajó su suéter con cuidado, después se subió la manga del suéter hasta dejarla —casi— por su hombro.

—Falta aquí — señaló su brazo,— también tengo lastimado mi brazo.

La mirada de Harry cambió.

—Parecen dedos — suspiró,— no te caiste ¿verdad?— el omega negó,— bueno, tenemos mucho tiempo para hablar sobre esto.

De nuevo puso ungüento en sus dedos y comenzó a aplicarlo en el brazo del omega, tratando de ser cuidadoso para no lastimarlo —más de lo que ya estaba—. En verdad deseaba saber lo que había pasado con Louis, la duda lo estaba matando y creía que ya no podía aguantar más con el incómodo silencio en el que estaba Louis.

Trató de darle su tiempo para que asimilará las palabras que diría.

—Te escucho — fue tranquilo, no lo quería apresurar para que hablara. Suspiraba cada cierto número de minutos, era una manía que tenía desde que era niño.

—Pasé por un mal rato — fue lo único que se permitió decir. No tenía las fuerzas suficientes para decirle la verdad, que tenía su cuerpo herido por la culpa de su estúpido ex,— eso es todo.

Harry se negaba a creer eso.

Veía como el hombre más pequeño estaba nervioso, pues movía su pierna de arriba hacia abajo con demasiada prisa, se mordía las uñas e incluso los cueros de los dedos —le pareció un gesto raro—. Su intención no había sido ponerlo nervioso, pero lo había conseguido gracias a la presión —que no fue mucha, según él—, que puso.

De repente, tenía unas inmensas ganas de saber más sobre Louis y no sabía el por qué. Había algo en ese omega que lo hacía diferente al resto de los omegas, tenía una aura pacífica y muy cómoda, pero eso no era todo, no era lo que Harry deseaba saber.

Harry era un alfa mayor, toda su vida se la dedico a su trabajo, nunca tuvo el tiempo para salir con omegas o uno que otro beta y si lo tuvo prefirió estar en su oficina arreglando uno que otro documento con la menor importancia. Sabía que tenía que tener un omega —pronto— para asi no estar toda su vida en completa soledad, aunque a decir verdad ya se había acostumbrado a estar solo.

Claro que, antes de tener su propia empresa él salía con omegas y betas, pero no era para nada serio, eran cosas que una sola noche, él era como cualquier otro alfa —o al menos eso quiso tratar de ser—. Las cosas cambiaron cuando el tuvo su empresa, se volvió un alfa solitario.

—La verdad, Louis — colocó una venda en el brazo del más pequeño, se aseguró de no apretarla demasiado para no lastimarlo,— ahora. 

—Hay cosas que tú no quieres decirme porque son muy personales, y yo también tengo cosas que me resulta difícil de hablar — le quitó la venda a Harry,— así que no insistas en que te diga porque no te diré nada.

El Cortejo De Los OmegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora