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—¡Hice panqués pequeñitos!— gritó. Entró al auto del mayor y le mostró el empaque en donde estaban sus panqués. Louis tenía una sonrisa en su rostro, a tal grado de mostrar unas ligeras líneas a los costados de sus ojos.

—No creí que te gustara cocinar — se corrió al otro extremo del auto para darle mas espacio al omega.

—La verdad no me gusta — dice despacio,— suelo comprar comida instantánea y ya, pero ahora quise intentar algo nuevo.

—Huelen bien.

—Come, los hice para ti — extendió el empaque a Harry,— son de vainilla.

—Gracias, pero no tenías que hacer esto.

—Es solo una muestra de gratitud por llevarme a la universidad.

Tomó un panqué y se lo llevó a la boca, saboreando el sabor de vainilla y algo de canela. Estaban ricos.

—Dime, si pongo una pastelería ¿me volvería millonario o me moriría de hambre?— tenía un dedo en la barbilla.

Terminó de masticar lo que tenía en la boca para poder hablar.

—Te harías rico, de eso no hay duda.

—¡Lo sabía!— sonrió,— me alegra que te hayan gustado, Harry. Salieron bien pese que es mi primera vez haciendo panqués.

—Tendrás que hacerme más de estos — tomó uno más.

—Lo haré.

Louis se levantó desde muy temprano para hacer esos panqués, sin mencionar que tuvo que ir a un mini super a comprar todo lo necesario para hacer esos panqués. Siguió cada paso que la madre de Zayn le había dicho, al principio se le habían quemados y no sé cocían bien por dentro, pero luego de unos intentos más por fin le salieron.

Los panqués eran algo así como una iniciación del cortejo de Louis, era algo simple y sabía que Harry no iba a sospechar nada.

—¿Tendrás mucho trabajo hoy?— decidió preguntó luego de un tiempo de silencio.

—Siempre tengo mucho trabajo, a veces ni alcanzó a comer.

—Puedes decirle a tu asistente que te compre algo de comida.

—Lo hace, pero me ocupo y me olvidó que compró comida.

—Solo espero que no te olvides de mis panqués — frunció el ceño.

—No lo haré, Louis.

Omega, quiero me llames omega.

—Casi lo olvido — abrió su mochila y sacó algo de ahí,— toma, incluso lo lave.

El abrigo de Harry estaba perfectamente doblado y con un buen olor. Louis había tenido una pequeña pelea con el mismo, quería darle el abrigo a Harry y a la vez no, porque tenía el aroma del alfa.

—Puedes tenerlo — murmuró,— si te da frío te lo pones. Tengo más en mi casa.

Bajó la mirada.

—Esta bien — volvió a abrir su mochila y guardo el abrigo de Harry, había dejado su aroma en la mochila, pese a que ya estaba lavando el abrigo,— gracias, me será muy útil.

—Pienso que deberías comprar abrigos más gruesos, siempre veo que estás temblando.

—No tiemblo — exclamó.

—Acabas de temblar — señaló el cuerpo del menor.

—Te odio — arrugó la nariz,— los alfas pueden soportar el frío pero nosotros no.

El Cortejo De Los OmegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora