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Odiaba la intensa mirada que tenía sobre él.

—¿Y bien?— escuchó su voz, era tranquila y luchaba para no elevarla, pues no quería asustarlo.—Te escucho.

Tenía ganas de vomitar.

—No se qué quieres que te diga — desvía la mirada restándole importantes a la situación,—si no me equivoco, jamás te importó todo esto.

Él se echó a reír.

—Me importas tú y solamente tú.

—Vaya — como no sabía que más decir, hizo esto de tomar del café que se le había sido entregado hace unos minutos,—eso es nuevo viniendo de ti.

—Puedes ir dándote una de por qué te dije eso.

—¿Una idea?

Asintió.

—No tengo mi idea de lo que hablas, mejor dímelo directamente y ya.

Quitó la taza de sus manos y la puso en la mesa de madera que estaba en frente de ellos, se puso —casi— de rodillas para estar a la altura del menor. Fue consciente de que este estaba temblando por los nervios o por cualquier otra cosa que estuviera sintiendo.

—Prométeme que no te irás corriendo cuando termine de decírtelo.

—Aunque quisiera hacerlo no tengo a donde ir.

—Bien.

—Toma tu tiempo.

Asintió.

—Nunca estuve interesado en los omegas...me negaba a ser controlado por alguien — comenzó despacio,— nunca vi atractivo a ningún omega, al menos no hasta que te conocí.

—Realmente no entiendo nada de lo que dices, pero dejare que continúes.

Tenía una gran cara de indignación.

—Quizá nunca lleguemos a ser algo más que solo amigos, pero no me arrepentiré de decirte esto.

Su corazón estaba acelerado, tenía ganas de vomitar y de salir corriendo de ese lugar que solo lo mareaba y lo ponía muy ansioso. Toda esa situación se le hacía muy familiar y él en verdad no quería seguir sintiendo todo eso.

—Eres muy hermoso, eres tan perfecto que nadie sabe cómo tratar contigo. No se si yo podría llegar a ser tu tipo, pero deseado que sí lo sea.

—Me estás poniendo nervioso — dijo despacio.

—Me gustas.

No pudo evitar abrir sus labios y los ojos.

—¿Qué?— tartamudeó.

—Me gustas, Louis — dio una de sus mejores sonrisas, tenía los ojos brillosos y su aroma era cálido pero aún así lograba ser fuerte,—siempre me has gustado.

Parpadeo un par de veces.

Zayn...— murmuró.

—No quiero verte con Harry, ese alfa no te merece. Estoy seguro de que él no logrará hacerte feliz, no te hará sentir bien — acaricio la mejilla de menor,— quiero ser el alfa que cortejes.

"Quiero ser el alfa que cortejes" ya había escuchado esa frase antes. Deseaba poder olvidar todos esos recuerdos amargos que tenía muy dentro de él, ya no quería que lo persiguieran.

—Lo siento, no me gustas — logró decir.

—¿Prefieres estar con un alfa que te hace sentir mal a estar con uno que has conocido por mucho tiempo?— dijo irónico, elevando un poco su voz,— ¿tú de verdad prefieres elegir a Harry como tú alfa, luego de hacerte llorar? Y no me vengas con la excusa de que él va a cambiar porque dudo que lo haga. ¿Por qué Harry?

El Cortejo De Los OmegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora