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Al día siguiente

Narra Jade

Al despertar puedo fijarme la gran resaca que habita en mí, me levanto de la cama en completa disposición a darme una ducha.

Después de unos minutos de un pequeño debate interno, tomo el vestido naranja de ceda (imagen en galería) calzo los tacones de aguja junto a mis joyas, mi cabello recogido en una cola alta con pequeños mechones rebeldes cayendo en mi rostro, un maquillaje sencillo sin dejar de ser elegante.

En mis manos tomó mi celular saliendo de la habitación, en el pasillo Zelig espera vestido con sus trajes todos serios, en sus labios una pequeña sonrisa se dibuja al verme.

— Señorita Diamonds— saluda con una leve reverencia

— Zelig — le reprochó — ya te he pedido que me llames Jade— lo miro seriamente para luego sonreír

— Está bien, rubia — dice mi apodo con una sonrisa de lado

— eso suena aún mejor — me río caminando a las escaleras — ¿Mis amigas han despertado?— pregunto bajando las escaleras con mi brazo abrazando el suyo.

— Aún están dormidas, la señorita Nucamendi llamo esta mañana anunciando su llegada México — suspiro

— La llamaré más tarde, debo ir a la empresa — hago una mueca —

— Su padre la espero un rato para tomar juntos el desayuno, al ver que usted aún estaba dormida desayuno y se fue a la empresa — caminamos al comedor

— tomare el desayuno en el jardín — anuncio a la sirvienta — ¿Desayunas conmigo Zelig?— invito a mi guardia caminando al jardín

— No es correcto rubia, eso es sobrepasar límites — niega con la cabeza viéndome

— Por favor — lo miro haciendo un pequeño puchero — sabes que odio comer sola — me siento en una de las sillas

— Rubia — intenta poner un pretexto sin embargo lo interrumpo

— Zelig — lo miro — por favor — suspiro

— está bien señorita — suspira rendido

— gracias — chillo feliz — eres el mejor amigo — lo abrazo brevemente — sirve el desayuno para dos — ordeno a la empleada

— ¿Se siente bien? ¿Necesita una pastilla?— pregunta atentamente Zelig

— estoy bien, el alcohol se enamoró de mi — río viéndolo — solo me duele un poco la cabeza, no hay nada que un poco de agua solucione — lo miro

— si usted lo dice, si se siente mal no dude en decirme — se sienta a mi lado

— Zelig — llamo su atención viendo un punto fijo — si te pregunto algo, ¿Me dirías la verdad?— lo miro mordiendo mis uñas

— Siempre le diré la verdad señorita, sin importar que tan cruel sea, siempre merece saber la verdad — asegura con su voz firme

— ¿Cómo soluciona las cosas tan rápidas papá?, tengo en claro las influencias que tenemos, sin embargo no es para que sea tan rápido — pregunto confundía — ¿Por qué papá tiene siempre con él ese símbolo extraño?— arrugó mi nariz al recordar el pequeño tatuaje en su muñeca

— Jade, eso no puedo decirlo, no me corresponde decírtelo — acaricia mi mano — se que eres curiosa, tienes tantas preguntas y pocas respuestas —

— Zelig, dime por favor — murmuró viendo a las empleadas servir el desayuno — ¿Es algo malo?— pregunto asustada

— En realidad no es nada malo, sin embargo te ayudaré, ese símbolo lo tiene también tu hermano, tú familia son parte de la masonería, solamente los hombres con un carácter fuerte son parte de esta fraternidad muy poderosa en la sociedad, sin embargo no es nada malo — besa el dorso de mi mano — te lo aseguro — por ello cualquier problema que afecte la vida de los miembros o familia de ellos, lo resuelven en un chasquido de dedos por la influencia que tienen — sonríe levemente

— ¿Es verdad?— pregunto asombrada — ¿No mientes?—

— Claro que no, no hay nada que temer — comenzamos a comer — tu padre y abuelo son hombres con los rangos más altos de esta fraternidad, recuerda, esto es un secreto de tu familia — me mira seriamente

— Por supuesto— murmuró bebiendo un poco de jugo — tantas cosas que esconden mi familia — miro el jardín —

•••

Tomo un pequeño descanso en la sala, un libro reposa en mis piernas las cuales reposan en el sofá, los recuerdos de ese día inundan mi mente.

— Aún no te libras de mi, perra — murmuró viendo el lugar donde estaba Natasha esa mañana

— Señorita— llama mi atención una empleada — la buscan en el recibidor — anuncia

— ¿Quien es?— pregunto enmarcando una ceja

— El señor Lucifer — baja la mirada — dijo que no se ira hasta hablar con usted —

— en un momento iré, por el momento deseo una copa de vino — bajo mis pies al piso para ponerme los tacones — ahora vuelvo — me levanto dejando salir un suspiro largo caminando al recibidor.

Los pasos que mis pies dan son cortos, mi cuerpo está tenso al saber que está aquí, cuando llegó al recibidor de la casa allí está, vestido con un elegante traje azul marino con detalles dorados, su mirada se fija en mí al estar parada frente a él.

— ¿Qué deseas Lucifer?— pregunto fríamente — no hay nada de que hablar — me cruzo de brazos

— Tenemos mucho por hablar — asegura acercándose más a mí — debo aclarar muchas cosas—

— No hay nada que aclarar, ambos nos dijimos lo que creía del otro, solo queda desear lo mejor para el otro —

— Hay mucho por hablar— acaricia el puente de su nariz

— Te desearía lo mejor, pero, yo fui lo mejor de tu vida — me encojo de hombros restando importancia — no deseo recordar nada de esa noche —

— ¿Podemos hablar en un lugar más adecuado?— mira alrededor

— Lucifer, no hay nada que hablar si deseas estar en paz con tu conciencia, te perdono — lo miro — espero y puedas dormir tranquilo — me doy la vuelta dispuesta a marcharme

— te pido unos minutos para hablar, luego de eso me iré si eso es lo que deseas — toma levemente mi brazo

— vamos al despacho — camino al despacho sin mirar atrás — has que valga la pena el tiempo que perderé — lo dejo entrar al despacho cerrando la puerta detrás de mí — Te escucho Lucifer — lo miro fríamente — sorprendeme — digo con ironía

𝑽𝒆𝒏𝒆𝒏𝒐 ♕︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora