Lux

6_ Rota

- Reche, sin querer he derramado café sobre mi escritorio, ¿puede pasar a limpiarlo? -le dijo el mismo hombre que la venía acosando desde hace algunas semanas.

- Sí, enseguida estoy con usted. -le contestó con tono amable a pesar de saber que lo del café no era más que un pretexto. No le gustaba la idea de quedarse a solas con él en la misma oficina, pero no podía negarse ya que era parte de su trabajo.

- ¿dónde lo ha derramado? -preguntó al entrar y darse cuenta que no había rastros de café a la vista.

- en ningún lado, digamos que fue una mentira piadosa para hacer que viniera -le guiñó un ojo.

- Si es así entonces me retiro. No tengo autorización para quedarme hablando con los demás empleados en horario laboral, disculpe.

- soy una persona importante en esta empresa, nadie le dirá nada por conversar un rato conmigo -en parte era cierto, ya que se trataba del vicedirector del sector administrativo.

- ya, pero de todos modos si me distraigo no podré terminar con mi trabajo a tiempo.

- Si aceptara mi invitación a salir, ahora mismo yo no estaría ocupando su tiempo.

- No puedo, tengo una hija de la cual ocuparme y además no me apetece salir con nadie en este momento.

- sé que es madre soltera, por lo que no tiene a nadie a quien le deba fidelidad. Entonces no entiendo por qué se sigue negando, ¿acaso le parezco feo? ¿o es solo que le gusta que le insistan? -dijo mientras se acercaba a ella lentamente.

- yo... yo... -comenzó a ponerse nerviosa, le sudaban las manos.

La secretaria del hombre golpeó la puerta llevándole unos documentos para que firme, por lo que Alba aprovechó para salir disparada agradeciendo la interrupción.

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- Buenos días, señorita Lacunza. -la saludó su secretaria al verla llegar. Ese día vestía un pantalón de traje ajustado color azul oscuro con una chaqueta a juego, camisa blanca y zapatos negros. Llevaba el cabello recogido en una prolija coleta, dejando libre el flequillo.

- Buenos días. Dígame mi agenda del día de hoy -respondió seria, como era costumbre. Con el tiempo había aprendido a jamás comportarse cercana con sus empleados, así evitaba que estos se tomen atribuciones que no les correspondían.

- a las 9 llegan los inversores del hotel en Valencia, a las 11:30 entrevista con los ingenieros postulados para las obras del Norte, a las 14:00 tiene una reunión para conseguir la aprobación de los planos del hospital en Madrid y la última es a las 15:00 con el sector administrativo para evaluar las finanzas de este mes. Eso es todo.

- bien. Aún me quedan 15 minutos para tomarme un café, enviemelo a mi oficina y cuando lleguen los inversores hágalos pasar.

- perfecto.

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El día de Natalia había sido bastante largo, recién acababa con la última reunión y se dirigía a su oficina para analizar unos documentos que no le terminaban de cerrar, no era la primera vez que se quedaba a trabajar después de hora. Al llegar se dio cuenta que le faltaban algunas carpetas, así que se dispuso a ir a buscarlas al lugar en donde supuso que las dejó olvidadas.

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- Reche, ya ha finalizado la reunión en la sala de juntas, cuando quede limpia puedes irte -le informó su jefa de área, Noemí.

- sí señora, iré apenas acabe con esto -dijo mientras terminaba de barrer el corredor.

- bien, yo me retiro. No queda casi nadie así que no tardes.