45_ Acompañada

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- Por último unes los puntos y ya está. -trazó una línea recta- ¿quieres intentarlo tú con otro ejercicio?

- quizás luego.

- pero necesitas practicar.

- es que... me dieron ganas de ir al baño. -puso la primer excusa que se le ocurrió.

- ve, y cuando regreses seguimos con esto.

- ¿no podemos seguir otro día?

- Alba, tienes que presentarte el jueves, ¿sabes que día es hoy?

- sábado. Aún hay tiempo. -dijo como si le quedaran meses para prepararse.

- si no apruebas este examen tendrás que esperar al siguiente semestre, ¿quieres eso?

- no. -agachó la vista a sus manos.

- entonces concentrate. -su tono de voz era firme.

- bueno. -se le formó un puchero.

- perdón, no he querido sonar tan dura. -besó su mejilla con dulzura.

- no puedo resolverlo. -murmuró sin mirarla.

- ¿por qué?, si estás cansada podemos tomar algo y volver a intentarlo más tarde. -le colocó un mechón de pelo detrás de la oreja.

- no... no lo entendí. -confesó sintiéndose culpable.

- no te preocupes, cariño, dime cuál es la parte que no entiendes.

- desde aquí. -dio vuelta la hoja.

- ese es el principio.

- ya lo sé.

- ¿me estás queriendo decir que no has entendido absolutamente nada?

- perdón. -le tembló el labio.

- y me lo dices ahora, cuando ya llevamos -miró su reloj- dos horas y cuarto con el mismo tema.

- lo siento.

- vale. -se apretó el puente de la nariz, quería matarla.

- Nat, ¿a dónde vas?, no te enfades. -la morena se había levantado de su silla.

- voy a traer zumo y algo para comer.

- ¿guardo las cosas?

- de eso nada, aún no hemos terminado. -a los pocos minutos regreso con una bandeja cargada de todo lo que encontró en la cocina.

- ¿has preparado la merienda? -casi se cae a causa del asombro.

- sí, ¿qué tiene?

- ¿tú solita?, ¿sin ayuda de nadie?

- no encontré a Mercedes, y las otras chicas no vienen los sábados.

- ¡ah si! se me había olvidado, le di la tarde libre.

- ¿a quién?

- a Mercedes, es que su nieto más pequeño actuaba en el teatro.

- ¿y te ha pedido permiso a ti?

- si. Si te molesta le digo que la próxima vez lo hable contigo.

- no me molesta, solo me sorprende lo rápido que me ha reemplazado.

- ¿estás celosa?

- por supuesto que no.

- si lo estás.

- deja de decir tonterías, anda. -le sirvió un vaso de yogurt.

- ya no eres su consentida. -se mofó.

Lux Donde viven las historias. Descúbrelo ahora