40_ Mi hija

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- ¿Entonces no vienes?

- no. Me apetece quedarme en la piscina y luego quiero hacer una nueva receta que aprendí en internet.

- vale. -le dio un pico- ¿puedo llevar al piojito conmigo? 

- Nat, no tienes que pedirme permiso, por si no lo recuerdas también es tu hija.

- joder, que bien suena.

- te agradecería que me avises cada vez que te la lleves para que no me entre la desesperación cuando no la encuentre por la casa, pero nada más.

- está bien. -asintió contenta con ese nuevo poder que le estaba otorgando- Voy a preparar sus cosas y nos vamos.

- envíame un mensaje...

- cuando lleguemos, ya lo sé.

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- ¡Sabelita! -la abrazó cuando la recibió en la entrada de su casa.

- ¿cómo estás?

- bien, ¿y tú?

- bien, creí que vendrías con Alba.

- prefirió quedarse. Siempre que le propongo un plan para salir se niega, no sé por qué. Los únicos lugares a los que va son el refugio y terapia.

- dale tiempo y no le insistas. -aconsejó.

- si a mi no me molesta, solo me resulta extraño.

- ten en cuenta que ella vivió prácticamente en la calle durante un año y medio, ahora que tiene un hogar no desea salir de el.

- nunca lo había pensado así.

- lo que tú ves como un paseo al parque, por ejemplo, puede que ella lo vea como el lugar en el que pasaba las tardes cuando no tenía donde ir.

- ahora me siento hasta mal por invitarla. -puso una mueca triste.

- lo superará en algún momento, no te preocupes.

- ¡tita Nati! -las mellizas vinieron corriendo en cuánto vieron a su tía favorita.

- princesas, os echaba de menos. -les revolvió el pelo, tenía a ambas enganchadas a sus piernas.

- hola Luz, ¿quieres venir a jugar con nosotras? -la aludida negó con la cabeza.

- luego irá, cariño.

- ¿la Mari aún no ha llegado?

- todavía, ya sabes como es.

- pensé que le dirías que viniera una hora antes.

- lo hice, pero creo que ya nos pilló el truco.

- yo quería contaros una cosa.

- ¿qué es? -preguntó con curiosidad.

- lo sabrás cuando estemos las tres.

- cuanto misterio.

Por suerte para la gallega el suspenso no iba a durar demasiado, ya que la integrante que faltaba aparecía justo en ese momento.

- perdón la demora, es que a mi suegra se le ocurrió llamar cuando ya estaba de salida, una hora al teléfono, ¿os podéis creer? -se disculpó.

- sería más creíble si no utilizaras la misma excusa que la última vez.

- no es mi culpa que la señora sea tan inoportuna. Hola bebé -saludó a la niña para salir del paso- ¿y tu mamá?

- abua. -respondió tímida.

Lux Donde viven las historias. Descúbrelo ahora