44_ Remover el pasado

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Dos meses después.

- Paia cuin, mami.

- ¿una casita para Queen?

- una toie.

- venga, una torre. -construir cosas con su hija era su nuevo pasatiempo favorito desde que había tenido la fantástica idea de regalarle bloques de plástico.

- ¡los panos!

- ¡es verdad, los planos! que descuido de mi parte. -negó con la cabeza- Menos mal que tú eres una arquitecta de lujo y me lo recuerdas. -tomó un papel y comenzó a trazar.

- más gande.

- ¿para qué tan grande?, si es super pequeñita, yo creo que con este tamaño ya está bien.

- no, más gande.

- de acuerdo, tú estás a cargo. ¿así? -le mostró el diseño terminado, bastante infantil por cierto.

- ti. -asintió con una sonrisa.

- genial, ¿empezamos?

- ti. -colocó la primer pieza.

Estaban finalizando la obra cuando le pareció escuchar a dos personas discutiendo en la entrada de su casa.

- piojito, quédate con Queen un momento, ¿vale? -quitó a la gatita de su regazo y la puso sobre la alfombra.

- ti.

- enseguida regreso. -dejó un beso en su cabeza y fue a verificar que todo estuviera en orden.

- ya le he dicho que no puede ingresar.

- Mercedes, ¿qué ocurre?

- la joven insiste en verla, pero se niega a enseñarme su identificación y llegó hasta aquí sin siquiera anunciarse.

- ¿Natalia?

- ¿nos conocemos? -no recordaba haberla visto antes, aunque su rostro le resultaba familiar.

- ya no te acuerdas de mi, ¿cierto?

- la verdad es que no, ¿debería?

- es normal, la última vez que nos vimos yo tenía unos siete años...

- ¿Elena? -preguntó con un nudo en la garganta.

- al menos sabes mi nombre.

- pero... pero... -no le salían las palabras- Dejenos solas, por favor. -se dirigió a la cocinera.

- cómo no, con su permiso. -se retiró.

- le pides por favor a tu empleada, no eres tan fría como pensaba.

- ¿cómo... cómo me encontraste?

- no fue muy difícil teniendo en cuenta que eres una empresaria reconocida, me bastó con poner tu nombre en el buscador. -se encogió de hombros.

- yo no... -no salía del shock y se estaba agobiando, a diferencia de su hermana que demostraba tranquilidad.

- imagino que quieres saber el motivo de mi visita.

- básicamente. -en realidad quería abrazarla y no soltarla nunca, pero sabía que no era lo más apropiado.

- digamos que quiero escuchar tu versión de los hechos, porque no me cierra que hayas desaparecido de nuestras vidas de un día para el otro como si te importáramos una mierda. -dijo con notable rencor.

- mami. -apareció la niña llorando sin darle tiempo a contestar. 

- mi vida, ¿qué tienes? -se agachó para quedar a su altura.

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