La vuelta al cole era una pesadilla más, aunque a Derek le gustaba, odiaba que le mirasen aquellos chulos. Sus miradas eran burlescas y malévolas, sonreían con ellas mientras sus pupilas gritaban miles de crueldades por las que deseaban hacerle pasar a su víctima.
Por si no fuese suficiente la interacción de aquellos niños en contra de los más débiles, pasando a secundaria apareció Jaime, otro de los profesores que estaba allí por amor al arte. Su "amor" por los niños era tal que enviaba a sus alumnos a comprarle el periódico, obligándoles a salir del colegio, cosa que estaba prohibida, pues si les pasaba algo nadie se enteraría y la culpa caería sobre él. Nadie hizo nunca nada por evitarlo, así que el peligro estaba presente a diario en las dos clases que impartía: Matemáticas y plástica.
Jaime disfrutaba muchísimo sacando a Derek a la pizarra. Pese a estar apuntado a varios repasos e intentar poner todos sus esfuerzos en aquella asignatura todo quedaba en vano, no era algo que a él le fuese a entrar de ninguna manera así que sus compañeros se reían totalmente de su incapacidad y él lo pasaba mal, se sentía poco apoyado por el profesor que era quien debía reconfortarles en lugar de acentuar su humillación y, por otro lado, siempre sentía una gran impotencia por no poder dar con la clave para entender la asignatura.
Todos somos útiles para algo pero no todos para lo mismo y la virtud de aquel niño no eran las matemáticas.Llegada la hora de plástica la cosa tampoco mejoraba mucho. El chico no dibujaba mal del todo, lo hacía acorde a su edad pero el profesor quería ver puras esculturas de un artista de verdad:
- Como me vuelvas a hacer una basura como esta te suspenderé. -Dijo Jaime mientras miraba un león que Deckie había dibujado en su cuaderno.
Comentó aquella frase a Frida con un tono de verdadera preocupación, torpeza e impotencia.
Frida, al igual que el resto de padres, no estaba para nada conforme con la actitud de aquel profesor pero ella siempre ayudaba, reconfortaba y cuidaba de su pequeño:
- No te preocupes, tus dibujos están bien pero el tío ese se piensa que sois pintores o algo. ¿Qué tenéis para el próximo día? -Saltó la madre en su defensa.
Derek le mostró la lámina de un Jesucristo con mucho sombreado y muy complicado que tenían que tener perfecto para dentro de tres días.
Frida, como pintora que era en sus ratos libres, se ofreció a enseñarle a aquel desagradable hombre lo que valía un peine y le dibujó a su hijo la figura con la que el hombre quedó impresionado y mostró la primera sonrisa que nunca le hizo a Derek en todo el curso sin volver a amenazarle. Después de aquel dibujo, el joven comenzó a pedir ayuda a su madre, con sus consejos y algún que otro trazo aprendió a dibujar mejor y, sin duda, mejoró mucho.
Si Jaime era una pesadilla para la clase, la clase sería una pesadilla para los niños que más sensibilidad tenían en temas paranormales.
Un leve chistar provenía de atrás, Derek se giró y tomó una notita que Amy le entregó. Sorprendido, pues nadie le solía hacer gestos como aquel, comenzó a intercambiar pequeños papelitos con la niña que también percibía algo en las clases de ese profesor.
La puerta se cerró de golpe con un portazo arrastrando la silla que habían puesto delante para que la corriente no la cerrase.
Había clases donde a más de un niño a la vez comenzaba a sangrarle la nariz o les reventaba el bolígrafo en la boca.
Un día, entre casualidades y sensaciones extrañas, Amy decidió ir al baño:
-¡Abrid la puerta! ¡Dejadme salir, por favor! -Gritaba con la esperanza que alguien le oyese. Pero las puertas eran demasiado gruesas para que su voz llegase lejos.
Lo que al principio pensó que sería la broma de algún alumno, acabó en un gran susto después de pasarse bastantes minutos encerrada.
De repente, la puerta se abrió sin esfuerzo. Amy no contó nada, pues le tomarían por loca claramente pero llegó un día que necesitaba sentirse escuchada así que lo contó a Derek y a Miriam, una compañera víctima de uno de aquellos sangrados con la que también se llevaba bien:
-¿Estoy volviéndome loca o en esa clase hay algo? -Preguntó Amy algo preocupada. -¿No os parece raro que la puerta arrastre sin hacer aire siquiera una silla que nunca se había movido?
-Si, a mi también me han pasado cosas allí pero no quería darle importancia, aunque es raro que lo que le ocurre a uno le pase a varios a la vez. -Comenzó a sospechar Miriam.
-Hay corrientes, es posible que... Bueno, -se cortó Derek- si, es posible que haya algo, a todos nos está afectando pero la mayoría lo tapan con excusas, de hecho Jaime parece saber algo.
-Si, solo pasa en sus clases. -Reconocieron Miriam y Amy.
-Es un "pegote" que lleva él sin duda. -Reflexionó Derek.
El curso fue pasando, pero nadie supo lo que era aquello, si fueron meras casualidades o realmente se trataba de algo paranormal como una presencia.
Jaime falleció varios años después.
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DESDE OTRO PUNTO (YA EN Amazon Kindle)
Non-FictionA veces nos toca vivir situaciones complicadas. Otras, creemos estar arriba pero realmente nos hemos olvidado los recursos abajo. Y bajamos. Quizá tardemos años en aprender a subir nuevamente, pero esta vez, de verdad. Hay tantos obstáculos hasta ll...