Aquel año fue un desastre total.
2008. Eiden comenzaba a tomar protagonismo en el cuerpo de Derek, ligando a diestro y siniestro, rompiendo corazones con estilo, llenando salas en sus conciertos de metal con la cara pintada de blanco y negro y jugando incluso con cápsulas de sangre artificial encima del escenario.
Su bajo como prioridad, sus amigos a su lado como su sombra, un grupo extenso y un año totalmente sabático pero no eterno, pues en una de sus cenas en uno de los parques donde siempre iban escuchó a uno de sus amigos comentar que estudiaba masaje, aquel comentario le hizo girarse y volver su mirada hacia a ese chico y su mente totalmente dispuesta a tomar nota para saber dónde y cómo debía hacerlo, ahora estaba realmente convencido que lo que siempre había querido, como se había dejado el instituto, lo lograría con la finalidad que tenían sus padres: Que hiciese algo.Frida trabajaba mientras movía papeles, desplazándose en tren hasta la capital para conseguirlos en fase ya de divorcio mientras Franc intentaba dar lástima.
Mamá e hijo controlando el teléfono del mujeriego de la casa, él joven usando bromas en llamadas a las novias de su padre, ella guardando cada vez más pruebas.
Franc intentaba salvar su servicio gratuito de casa y chacha gratis en el hogar pero el destino ya había hablado, no había vuelta atrás.
Eran las 8:00, el timbre sonaba en la puerta de la casa de Buggie. Frida apareció con un vaso de tila en la mano y los ojos llorosos. Era su hijo:
- Mamá. -Dijo él con cara de lástima fingiendo al principio a sabiendas que había hecho algo malo.
- ¿Dónde estabas? Me tenías preocupada, había llamado a la policía ya y todo.
- He pasado la noche fuera. Se me hizo tarde, decidí dormirme allí por pereza y... -Dijo con los ojos en destellos cerciorándose finalmente de la realidad.
- ¿Por qué no cogías el móvil? ¿Por qué has hecho eso?
- Quería llamar la atención, ver si papá se preocupaba. Lo he hecho para preocuparle a él, no a ti y a él le da igual. Lo siento. -Dijo mientras se abalanzaba a abrazar a su madre entre lágrimas, pues él sabía que no lo había hecho bien y que quién debía estar triste, era a quien menos le había afectado.
Un rebelde para la ley, metalero, escurridizo, travieso,... Unos podrán pensar que aquel adolescente, con 17 años no estaba actuando de forma correcta pero la realidad es que para un niño que divisa problemas constantemente en casa, donde ve 2 personas de las cuales tan solo una se hacer cargo, una familia paterna que se ríe de él despreciándole en todo momento, ve riñas y llantos toda su infancia y no entiende nada, de mejor o peor forma se acaba revelando aunque sea por llamar la atención que no cree compensada en casa. Una compensación de 2 personas frente a una, un equilibrio inexistente, dos figuras donde una no es ejemplar.
Generalmente los niños con este tipo de vida pueden acabar en las drogas, el alcohol o la delincuencia. Por lo contrario, otros, igual que pasó con Derek, acaban valorando los esfuerzos de quienes si se preocupan por ellos y tomando ejemplo y valores de quien les cría y educa, en este caso, demasiada inocencia todavía.El bullying fue a raíz de su madre quien, pese a animarle a defenderse, no sabía como, pues en casa siempre vio sumisión.
Por otro lado, otra tara de nuestro protagonista, el juego del amor, podría ser causa de dos caras: Bien porque era lo que inconscientemente veía en casa o bien por el simple hecho de ser joven y querer descubrirlo todo aunque su personaje tomase protagonismo aquí también, no era por aquel entonces sino más que una cara oculta en la ignorancia del chico.Pero, quien mucho corre pronto para. Su vida se estaba desmadrando demasiado, su historia comenzaba a ir de forma caótica y desordenada. El mismo verano terminaría llevándoselo por delante y todo lo que necesitaba parar, frenaría de golpe.
Una vida en juego, amigos que acabaron por ser sus mayores enemigos, parejas que se darían cuenta de quién era en realidad, y quizá aquel verano sería su último verano.
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DESDE OTRO PUNTO (YA EN Amazon Kindle)
SaggisticaA veces nos toca vivir situaciones complicadas. Otras, creemos estar arriba pero realmente nos hemos olvidado los recursos abajo. Y bajamos. Quizá tardemos años en aprender a subir nuevamente, pero esta vez, de verdad. Hay tantos obstáculos hasta ll...