CAMBIOS

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Ahora que Derek ya se sentía seguro, y que hablaba mejor que un adulto incluso, si, hablaba sin balbucear una palabra siendo tan joven (su madre por alguna parte debió sentirse orgullosa de aquella mente prodigiosa del pequeño Deck),  Frida siguió nuevamente en un negocio familiar que llevaban hacía algún tiempo.

Ella había empezado junto a Franc y su familia un bar-restaurante en esa misma localidad donde vivía. La verdad, les fue bastante bien, muchas eran las personas que acudían allí, pues la comida era muy buena y el trato bastante cercano. Frida se encargaba de la mayor parte, pese que el negocio no fuese solamente suyo a decir verdad, pero ya sabemos el "amor" que Dory y los hermanos de Franc (los cuales reconocían a Frida como Kunta Kinte años atrás), sentían por esa mujer hasta incluso culparle de robar el dinero de la caja cuando podríamos saber, sabiendo de qué familia venían los comentarios, quién era el culpable.

En la carta de postres de ese restaurante se recomendaba el maravilloso pero sencillo postre de plátano con Nutella. Muchos lo ven aún como una rareza pero realmente es una gozada para quien le guste lo dulce, claro.

El local, llegó a ser tan reconocido que incluso Bibiana Andersen (así era como se le reconocía antiguamente a la actriz Bibiana Manuela Fernández Chica), acudió a degustar su carta con los suyos.

Aquel sitio ya podría decirse que era una eminencia y dado su flujo de trabajo, Frida tuvo que inscribir a la guardería a su hijo así que buscó algo cercano al restaurante para poderle recoger cada tarde y luego irían juntos al bar, pero el 'mexicanito' no parecía estar aceptando ese cambio demasiado bien. Todos los días, cuando la mamá iba a recogerle, este se encontraba mojado,  "sucio" o directamente con la ropa cambiada por alguna que le habrían dejado en la guardería y la suya propia en una bolsa y, por supuesto, él llorando.

Frida se encontraba en una situación verdaderamente crítica, pues no estaba entendiendo nada. Su hijo se hacía encima sus necesidades cuando en casa nunca lo había hecho y por si fuese poco, salía llorando sin decir nada más. La madre, muy preocupada, preguntaba al joven Deck qué le pasaba y cuestionaba por qué lloraba:

- ¿Te da miedo pedir ir al baño? No tienes que tener vergüenza. ¿Alguien te ha pegado o te ha dicho algo? ...? -preguntaba Frida intentado dar con alguna respuesta. Pero éste se mantenía callado, simplemente lloraba y, a día de hoy, todavía nadie sabe ni sabrá el motivo, pues es complicado saber lo que a alguien le ocurre si no muestra signos, habla o da alguna pista.

En aquella guardería, no parecía pasarlo mal, no al menos algunas veces, pues encontró su primera relación entre lengüetazos en medio de clase, risas y alguna ayudita a la hora de ir al baño si la cremallera de su vaquero se quedaba enganchada. La verdad, consiguió hacer una amistad muy fiel allí. Además, siempre repartían natillas a la hora de comer como postre en vasos de plástico de colores típicos de un camping o, en este caso, de comedor infantil y el peque no perdía de vista cuando repartían el de color verde, debía ser su color favorito así que deseaba con todas sus fuerzas que justo le tocase levantarse a por él cuando la monitora tenía el de color verde en la mano. Sentía alivio cuando le tocaba, pues le gustaba como se veía ese verde plástico tan vivo.

Deckie, pasó sus 3 primeros años en aquella guardería y, por supuesto, manteniendo su mente hábil en casa:

- Mamá. - decía el niño mientras ella hacía algo de tarea en el hogar- ¿Cuál es esta letra? - Preguntaba con verdadera curiosidad mientras tenía siempre una revista delante.

Con una sola vez que Frida se lo dijese, a Derek le quedaba claro y podía recordar para siempre aquella letra.

- Mamá, ¿Y cómo es esta letra con esta? -Preguntaba nuevamente con unas fuertes ganas de seguir aprendiendo.

Cuando ya llevaba muchas horas con la revista delante, a la paciente mamá se le ocurrió proponerle algo a su hijo, entre otras cosas, para que la dejase un poco tranquila con tanta pregunta y para que el niño también despejase un poco su mente de tanto "estudio":

- Derek, descansa un poco. ¿Por qué no pintas cómo hacen todos los niños de tu edad? -Ofrecía Frida creo más por curiosidad que por molestia.

- Porque pintar es de tontos, es solo hacer rayajos sobre un papel. - Aclaraba Derek con bastante seguridad.

Frida, una vez más sorprendida con la respuesta de su hijo, dejó que siguiese leyendo y allá donde iba, siempre que veía un periódico, una revista, una carta de menú, ... Cualquier cosa era buena para comenzar a leer o, al menos, intentarlo. Por cualquier motivo, él parecía haber llegado al mundo tan solo para aprender... y sorprender, por lo visto.

DESDE OTRO PUNTO (YA EN Amazon Kindle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora