#6

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-¿Quiere algo? - pregunté amablemente.

-Un americano, por favor. - me contestó metiendo sus manos a los bolsillos. Todo en la cocina era gratis, a menos de que quisieras algo en específico.

-Hola Ramon, ¿cómo está? - saludé con una sonrisa al hombre que cocinaba.

-Hola, Cam. Todo bien, gracias. - me sonrió. En las pocas semanas que llevaba trabajando, me había llevado muy bien con todos mis compañeros. Había unas excelentes personas aquí.

Ordené todo los cafés y Ramon se adentró a la cocina para preparar nuestro pedido.

Estábamos en silencio, y no podía decir si era uno incómodo. Pero no fue mucho tiempo hasta que él rompió el hielo.

-Eres buena en las fotos. - carraspeó incómodo. Solté una carcajada porque me daba ternura ver lo incómodo que estaba.

-Y usted es bueno modelando. - solté, pero al instante me arrepentí. Puta madre, ¿por que cuando menos tengo que hacerlo, abro mi bocota? Sentí como mis mejillas se volvían rojas y desvié mi mirada. Me va a correr, estoy segura. Para mi sorpresa, el rió. No fue una carcajada, pero fue una risa que, para mi, sonó sincera. reí , aún sonrojada.

-No me hables de usted, por favor. - ordenó. Era dominante y siempre se tenía que hacer lo que él quería, me imaginaba. Lo miré expectante, y tenía una cara estática, sin ninguna emoción. - Me hace sentir como un señor. - dijo explicando, aunque parecía incómodo, supongo que nunca se tiene que explicar de nada de lo que haga. ¿Desde cuándo lees a la gente Cameron? Se burló mi subconsciente.

-¡Amore mio! - escuchamos un grito chillón. Los dos volteamos a ver de dónde provenía ese sonido, que a mi parecer, era demasiado agudo. Era una mujer con pelo castaño, alta y guapa, no podía negarlo. Se estaba acercando a nosotros con paso decidido, sentí miedo.

Me reí de mí misma en mi interior por lo coyona que podía llegar a ser. Pero ¿no tienes miedo de decirle a tu jefe que es un buen modelo? Que chistoso. Otra vez esa voz, ya cierra la boca.

Cuando estuvo cerca de nosotros, me miró y me sonrió falsamente. De un momento a otro, la mujer que había llegado plantó un beso en la boca de mi jefe. Para mi buena suerte, Ramon ya tenía nuestros cafés.

-¿Cómo los ves? - dije burlona, acercándome para que la pareja no me escuchara y no fuera la razón por la que perdía mi trabajo.

Ramon solo soltó una carcajada, que hizo que Michele y su novia se separaran. La mujer tenía su respiración entrecortada. Si quieren les reservo un cuarto. Mi voz interior se burló.

-Aquí está su café, señor Morrone. - le pasé su café. Enfaticé en el "señor" para molestar un rato a mi jefe. Ramon me había dado una charola para llevar los otros cuatro cafés, y le agradecí infinitamente.

-Cameron, ella es Emily. Modelo de Calvin Klein. - me presentó Michele a su novia. Le sonreí, aunque no dije nada, simplemente agarre los cafés. Michele se veía entretenido con la situación, como si estuviera jugando conmigo. Que empiece el juego, perra. Mi voz interior le habló, cosa que era gracioso ya que solo yo podía escucharlo.

-Gracias Ramon. Nos vemos en un rato. - le sonreí al cocinero y me fui sin decir una palabra.

Regresé con las bebidas de todos y las fui repartiendo. Seguía con la imagen de Michele y Emily besándose, lo cual me incomodaba porque solo fue un beso. Per había una razón que me ponía... ¿Incómoda? No sabía cómo describir el sentimiento.

Durante el resto de ese día, solo vi a Michele con los dueños de Dolce. No volvía tener una conversación con él. Pero debo aceptar que lo miraba de repente. Había algo en él que me llamaba la atención, y no estaba segura de querer saberlo. 

I See Red - Michele MorroneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora