#37

1K 64 6
                                    


Ese día era año nuevo, lo cual esperaba con ansias, tenía un presentimiento de que iba a ser un gran año.

Después de nuestro encuentro con Bianca y el hombre, ellos no dejaron mi mente. Estaba demasiado preocupada en ese tema, pero Michele y yo nunca volvimos a retomar el tema, simplemente quedó en el pasado, o por lo menos para él. Y por un lado sabía que era algo fuerte para él, así que no insistí en hablar de ello.

Eran apenas las 4 de la tarde, los invitados llegaban a las 7, así que opté por comenzar a arreglarme para la cena. Decidí ponerme un vestido negro largo, con un poco de encaje en el escote que me encantaba. Tenía una abertura en la pierna que lo hacía ver demasiado sensual, era una sorpresa para Michele.

Me di un baño en la tina bastante relajante en lo que Michele cocinaba algún platillo para la cena. Me había dicho que quería que fuera una sorpresa para mi, por lo que no me dejó ayudar. Habían pasado unos 10 minutos desde que había entrado a la tina y unos golpes en la puerta se escucharon.

-Pasa. - grité para que me escucharan desde el otro lado. Michele abrió la puerta con dos tazas de café, mientras que no traía playera puesta. Jamás me iba a cansar de la vista que me otorgaba este hombre. Sus tatuajes lo hacían ver tan sexy. - Hola. - dije con una sonrisa. Me devolvió la sonrisa mientras que se sentaba en el borde de la tina. Me tendió una taza de café caliente y le di un sorbo.

-¿Puedo? - preguntó refiriéndose a la tina. Asentí e hice un ademán para que se sentara frente a mí y se recargara en mi pecho. Quitó rápidamente sus pants y su ropa interior y se metió dándome la espalda. Abracé sus hombros mientras abría las piernas para que entrara y se acomodara bien en la tina. Soltó un suspiro de satisfacción cuando todo su cuerpo entró a la tina. - ¿Me dirás que vas a ponerte? - preguntó juguetón.

-Por supuesto que no. - dije riendo. - Es una sorpresa. - dije con una sonrisa superficial en mi cara. - Lo único que te puedo decir es que es negro. - finalicé, cuidadosa de mis palabras. No quería que se me escapara ningún detalle. Se giró para verme dolido. Me dió un ataque de risa y eché un poco de agua en su dirección, por lo que su cara de dolido fue más notoria, haciendo que mi risa no parara.

-¿Te crees graciosa? - dijo ofendido, tratando de ocultar la sonrisa en su rostro. Me estaba dando un ataque de risa y él intentó ponerse serio pero fue un fracaso. Me reía demasiado fácil, era algo raro de ver en alguien.

Nos quedamos 20 minutos más en la tina hasta que nuestras yemas de los dedos estaban arrugadas, las mías un poco más que las de él ya que estuve un poco más tiempo.

Me arreglé de la cara y el pelo en el baño mientras que Michele se vestía en el cuarto. No quería que viera mi vestido antes, así que me estaba tardando más de lo normal en maquillarme y en secarme el pelo. Michele se acercó a mí mientras terminaba de delinear mi ojo, tenía una cara de ternura.

-Voy a terminar de cocinar. - besó mi frente y caminó hacia la puerta del baño lentamente. Terminé lo que faltaba de mi maquillaje rápidamente ya que iban a dar las 6 de la tarde, y tenía que ayudar a Michele con la cena.

Salí rápidamente del baño, mirando qué Michele no estuviera cerca y me acerqué rápidamente al closet para sacar el vestido. Nunca lo había usado, pero lo había comprado unos días antes para esta ocasión. Era esa clase de vestido que se amoldaba perfecto a cada una de mis curvas, haciéndolas resaltar.

Me lo puse cuidadosamente, tratando de no romperlo o estirarlo de más. Cerré el cierre que tenía en un costado lentamente, mientras veía mi reflejo en el espejo que estaba delante de mí. Me miré satisfecha y feliz.

Lavé mis dientes y puse un poco de gloss y perfume antes de bajar con Michele, un poco nerviosa por su reacción. No necesitaba su aprobación en lo absoluto, pero había comprado este vestido especialmente para él así que quería que le gustara tanto como a mí.

Bajaba las escaleras cuidadosamente de no caerme con los tacones que tenía puestos y de no pisar el vestido, mientras que con una mano me detenía sobre el barandal de las escaleras. Divisé a Michele en el lobby de su casa mientras bajaba las escaleras y se dio la vuelta rápidamente cuando escuchó mis pasos.

-Dios, Cameron. Te ves... - escaneó mi cuerpo con una sonrisa. Bien hecho Cam, si le gustó. Mi inconsciente no dejaba de saltar de la emoción. Incluso me puse un poco nerviosa por su mirada, me intimidaba. - Te ves hermosa. - carraspeó, dándose cuenta de que había dejado de hablar por unos segundos. Me extendió la mano como ayuda para que bajara las últimas escaleras que sobraban. Me acercó rápidamente a él mientras tenía una sonrisa en su rostro, entre satisfacción y ternura. - Te amo. - dijo separándose un poco del beso.

-Te amo más. - contesté sonrojada, volviendo a pegar nuestros labios, en un tierno beso.

La cena pasó demasiado agradable, Michele cocinó una lasaña, mi favorita. Tomamos vino y un par de cubas o whiskeys y platicamos entre todos: Diamond, Jacob, Ramon y su esposa Anne, Jack y su novio Caleb y Smitty con su novia Olivia. Jugamos un par de juegos de mesa hasta que llegó la hora de las campanadas. Diamond comentó en la cena que nunca había seguido la tradición de dar un beso en año nuevo. Yo ni siquiera sabía que existía esa tradición. Así que todos quedamos en hacerlo, cada quien con su pareja. Y después cada uno tendría que darle a su pareja un poco del alcohol de su preferencia, como los adultos responsables que éramos.

-10, 9, 8 - todos comenzamos a gritar en la terraza, esperando los fuegos artificiales que echaban en Nueva York. Esto era digno de una película. Mientras todos gritabamos los otros números, Michele y yo nos mirábamos fijamente, queriendo que la cuenta regresiva terminara, pero al parecer estaba siendo interminable. - 3, 2... ¡1! - todos gritamos y nos acercamos a nuestras respectivas parejas. Michele y yo nos juntamos rápidamente, desesperados por fundirnos en un beso. Pero este beso le sentí diferente a todos los demás, como un beso de promesa, no sabía exactamente como describirlo, pero fue uno de los mejores besos que me habían dado nunca. Los fuegos artificiales se mezclaban con la música que estaba de fondo como si fuera una película romántica. Todo a mi alrededor desapareció de mi mente, éramos solo Michele y yo presentes en la terraza. 

I See Red - Michele MorroneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora