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Canción del capítulo: "SlOW DANCING IN THE DARK" de Joji

Acostados en la cama con las sábanas cubriendo la mayoría de nuestro cuerpo y con la respiración apenas llegando a su normalidad, me acosté en su pecho aún desnudo. Nadie decía nada, simplemente él acariciaba mi pelo y yo su pecho. Soltó un suspiro.

-La mujer que estaba en la oficina ayer era mi madre. - comenzó a decir. Recargué mi barbilla en su pecho para mirarlo y escucharlo atentamente. - Nos abandonó a mi y a mi padre cuando yo tenía ocho, cuando aún vivíamos en Italia. Se fue porque la empresa de mi papá estaba en bancarrota y nosotros no teníamos un peso, así que un día mi padre y yo vimos que sus cosas ya no estaban por ningún lado. - su mirada estaba perdida en la pared y su voz sonaba vacía. - Nunca nos dio explicación y mi papá tuvo un preinfarto que casi lo mata. Cómo era menor de edad, no podía trabajar en ningún lugar, así que estuve en las calles pidiendo dinero para sus medicinas y la comida. A los 17 años entré a trabajar a un bar como mesero y poder pagar las cosas que eran necesarias para sobrevivir, pero mi padre murió al poco tiempo, dejándome solo en el mundo. Así que decidí que quería empezar de nuevo aquí en Nueva York. Ahorré el dinero que iba a usar para las medicinas de mi papá y compré un vuelo, sin regreso. Comencé a tomar fotos con la cámara que una vez había pertenecido a mi papá, y así fue como logré crear la empresa. Quería que mi papá estuviera orgulloso de mi. - finalizó con voz entrecortada. Dios, jamás imaginé que algo así le había ocurrido. - Nunca le he dicho a nadie.

-Ten por seguro de que tu papá estaría orgulloso, Michele. - sonreí de lado, de una forma agradeciéndole que me estuviera contando su historia.

Algo que he aprendido es que el pasado no define a una persona, simplemente te va creando para llegar a ser la persona que eres ahora y lo que quieres llegar a ser, y a pesar de que Michele podía verse como alguien sin sentimientos, en el fondo seguía siendo esa persona humilde. Lo abracé y besé sus labios. Estaba empezando a quererlo.

MICHELE'S POV

Después de contarle a Cameron mi pasado, nos quedamos dormidos. Ella enfrente de mí y yo abrazándola por la cintura. Era la primera vez que dormía con alguien y estaba feliz de que Cameron haya sido ese alguien.

A la mañana siguiente, me encontré en la cama de Cameron, pero sin ella a mi lado. Fui al baño rápidamente y salí solo con mis bóxers puestos. Pude ver a Cameron, quien traía mi camisa de la noche anterior puesta y unos calzones de osito bastante tiernos, que estaba tomando fotos de la vista con la cámara que le había dado. Me recargue en el marco de la puerta, con una sonrisa que nada en el mundo podía quitarme. Verla ahí, haciendo lo que más le gustaba hacer me hacía feliz y claro, cada vez que se agachaba me daba un perfecto ángulo a su culo. Se dio la vuelta para mirar las fotos y sentarse en la mesa donde tenía una taza de café. Estaba tan concentrada en las fotos que aún no me veía.

-Buenos días. - dije caminando hacia ella. Soltó un grito y dio un brinco del susto. Comencé a reír y a pensar de que a esta mujer la asustaba todo.

-Tonto, me asustaste horrible. - regañó haciendo un puchero por lo que reí. - Buenos días. - se enderezó para darme un beso corto en los labios con una sonrisa. - ¿Quieres café? - preguntó levantándose de la silla.

-Si, por favor. - respondí. Fue a la cocina y tomó una taza de una repisa alta, haciéndome ver de nuevo sus calzones tan tiernos. Reí. - Me encantan. - dije por lo que me miró confundida. - Tu ropa interior. - expliqué y ella rió.

-Te los presto cuando quieras. - dijo juguetona. Yo reí aún más y me acerqué a ella dándole un abrazo por atrás. Besé su cuello cariñosamente mientras revolvía el café con la leche, sabía perfecto cómo me gustaba.

Desayunamos unos waffles hechos en casa mientras platicabamos de la fiesta del día anterior, riéndonos de todo lo que había pasado estando en casa de Diamond.

-Me voy a bañar. - al principio pensé que me estaba corriendo de su casa pero su mirada me dijo lo contrario. - ¿Quieres unirte? - preguntó tiernamente, con una sonrisa, por lo que asentí.

Caminé detrás de ella, siguiéndola hacia su baño y prendió la tina, agregó un poco de jabón para que tuviera burbujas y dejó que se llenara. La miré con una sonrisa.

La besé mientras desabrochaba la camisa que traía puesta y quitaba su ropa interior. Ella hizo lo mismo con la mía y nos metimos a la tina, ella detrás de mí, con sus piernas a mis lados y mi cabeza recargada en su pecho, mientras que sus brazos estaban por arriba de mis hombros, tocando mi pecho. Hablamos sobre nuestros padres, aunque no dije casi nada sobre mi madre porque no tenía recuerdos buenos con ella, y si los tenía, mi mente los había bloqueado.

-Mi papá nunca mostró formas de afecto conmigo, pero sabía que me quería. En cambio mi mamá siempre estaba intentando decirnos lo que sentía, pero ella siempre fue perfeccionista con su imagen, enseñándome que siempre te tenías que ver bien por el "que dirán", pero nunca estuve de acuerdo porque realmente no importa cómo te vean, sino cómo te veas tu. - me impresionaba lo madura que era en temas serios pero al mismo tiempo jugaba como una niña pequeña. - ¿Tú cómo recuerdas a tu papá? - perguntó acariciando mi pelo.

-Como alguien que siempre luchaba por lo que quería. Siempre luchó porque yo estuviera bien, a pesar de estar en cama. Había días en los que se podía levantar de la cama y salir a tomar un par de fotos en el vecindario que vivíamos, pero hubo otras veces que ni siquiera tenía ganas de comer, pero sé que nunca se dio por vencido en su vida, y menos conmigo. - contesté. Nunca le había contado nada de esto a nadie, pero había algo en Cameron, en su mirada, en sus manos, en su sonrisa que me daban la calma que necesitaba.

Estuvimos en la tina una hora aproximadamente, cuando fue tiempo de salir y vestirnos, desgraciadamente yo solo tenía la ropa de ayer, así que la próxima vez que viniera a su casa, traería una ropa de cambio para dejarla aquí. ¿Esto significa que habrá una próxima vez? Cada día me sorprendes más. Mi inconsciente tenía razón, nunca había pasado la noche entera con alguien, y menos un desayuno. Esta mujer comenzaba a ser la razón de mi cambio y mi felicidad.  

I See Red - Michele MorroneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora