Capítulo 31

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Avisarme Cualquier Error

Maratón

5/5

El ojiverde esbozó una débil sonrisa que expresaba con un solo movimiento que las cosas pasadas estaban ya olvidadas. Aún con ánimo tentativo, Jungkook se acercó a su esposo nuevamente y se atrevió a posar ambas manos en el cintura del pelinegro

Jimin le miró a los ojos, leyendo en ellos reminiscencias de inseguridad. Sin poder resistirlo más el joven heredero se dejó caer en brazos de su esposo, rodeándole el cuello con los suyos

Los resentimientos expresados se fueron desvaneciendo como la nieve bajo el sol de primavera mientras el calor de un nuevo entendimiento les iba penetrando por los poros. Abrazado a su adorado y bello esposo, Jungkook comenzó a hundir su rostro en el hueco de su cuello, dejándose perder en el aroma de jazmines que Jimin usaba para lavar su cabellera azabache

Jimin sentía con insoportable certeza cada roce de la mejilla del castaño sobre su cuello y su oreja, en caricias apenas insinuadas

Sin poder evitarlo, el pelinegro suspiró casi imperceptiblemente cuando los labios de Jungkook, cálidos y convulsos por la emoción tocaron apenas su sien, luego su mejilla, después la frente

¿Eran acaso besos de la boca de Jungkook lloviendo sobre su rostro?

Era un contacto tan leve, tan frágil que tal vez no podrían llamarse besos. Jimin cerró los ojos y dejó que su respiración se acelerara siguiendo el curso de los sentimientos que lo embargaban

Los labios del joven inglés, entreabiertos, nerviosos e interrogantes rozaron al fin la boca también entreabierta del pelinegro, tocando apenas el labio inferior... una vez... dos veces. Sin poder contenerse la boca de Jimin contestó con un movimiento igualmente nervioso y de nuevo los labios se encontraron una tercera vez

El ojiverde pudo entonces sentir la humedad de su esposo en la comisura de su boca. Ambos temblaban con cada toque y callados suspiros se les escapaban del pecho

Jimin se apretaba a Jungkook cerrando la fuerza de su abrazo alrededor de su cuello y aunque aún estaba llorando no parecía ser impedimento

- Amor, mi dulce amor...– Murmuró el castaño llamándolo con requiebros tan desusuales en él que Jimin no dudo en responder al cuarto encuentro de sus bocas con mayor contundencia

Las piernas le temblaban, pero no temía desplomarse porque el brazo derecho del castaño le sostenía la cintura. Los besos breves se convirtieron pues en uno solo, prolongado y cada vez más angustiante

La mente de Jimin estaba suspendida. No pensaba en nada más allá de la boca de Jungkook penetrando la suya con ansiedad creciente y la dureza de su cuerpo estrellándose con las suavidades del suyo

- Quiero aún escuchar de ti que me amas... – Dijo Jungkook con voz entrecortada por los besos, más intensos cada vez, como nunca antes

- Te amo ...Oh Dios mío! ....Te he amado siempre; aún en contra de mi voluntad... – Contestó el ojiverde con palabras atropelladas por el suspiro de sorpresa al sentir la boca del actor marcar un rastro de besos desesperados desde su boca, pasando por la quijada, la mejilla, esos rincones débiles detrás de su oreja, hasta llegar al cuello justo en ese punto en que su corriente sanguínea pulsaba con más fuerza

El gemido que salió de la garganta de Jimin y el estremecimiento que le acompañó fueron entonces inevitables

Pronto las manos de Jungkook comenzaron a vagar por la espalda del pelinegro, frotando insistentemente desde el centro hasta los costados, dibujando el contorno de las caderas y los muslos para subir de nuevo al talle. La creciente ansiedad de las caricias le hacía sentir a Jimin la necesidad indiscutible de su esposo para reclamar igualmente su afecto y su pasión

LA TRAMPA DEL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora