ONE-ON-ONE [Akira Sendoh]

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SENDOH POV

Mi despertador sonó a las seis de la mañana, recordándome que tenía que salir a correr. Había incorporado esa rutina cuando me inicié en el baloncesto, porque me ayudaba a ganar y mantener la velocidad y la resistencia en los partidos. El momento en que tomé la decisión de tratar el baloncesto como algo serio y ganar el torneo nacional con el Ryonan, sentí que los entrenamientos no dedicaban el suficiente tiempo a correr y inicié un carrera diaria antes de ir a clase. El recorrido era siempre el mismo; corría desde mi piso hasta el paseo marítimo y lo recorría casi hasta al final para luego volver y prepararme para el instituto.

¿Por qué llegaba tarde entonces casi cada día? La respuesta era muy sencilla; al llegar a casa me duchaba y arreglaba, y como me solían sobrar unos minutos antes de salir de casa me tumbaba un rato, teniendo como resultado quedarme dormido. Pero hoy era diferente, porque había quedado con Kanna.

Así que cuando hube acabado de arreglar mi pelo en punta, salí de casa para llegar a la hora acordada. Durante el camino estuve meditando de qué hablar con Kanna, pero al final concluí que lo mejor era que surgiera de forma natural. No me sentía especialmente nervioso, sino más bien entusiasmado. Me quedé parado delante del portal de su casa y saqué el móvil de mi bolsillo. Eran en punto, así que le escribí.

Ya estoy aquí, en la puerta.

Esperé unos segundos a su respuesta y al ver que no contestaba, pensé en llamarla. De pronto, antes de que pudiera hacer nada, escuché como una ventana se abría de golpe y salía de ella una cabeza con destellos rojos. Era Kanna, desde el segundo piso de su casa, sonriéndome.

- !¡¿Quieres té con limón?! - me preguntó casi gritando, algunas personas que pasaban por la calle se la quedaron mirando.

Solo le asentí y ella desapareció de la ventana. Me empecé a reír solo, había sido muy espontánea y natural, sin ella darse cuenta de lo aleatorio que había sido aquello. Unos minutos más tarde salió por la puerta principal, con el maletín en la espalda y un libro y un termo más grande del que vi ayer en sus manos. Sonreí, era evidente que había acabado de arreglarse hacía unos segundos por su expresión.

- Buenos días Sendoh - me dijo sonriendo y a continuación quiso buscar algo en su bolsa, pero al tener las manos ocupadas no podía. - ¿me puedes aguantar esto un momento? - me preguntó mientras acercaba el termo que aguantaba en un mano, que yo cogí. Estaba tibio, debía ser el té con limón.

Con su mano ya libre rebuscó en el bolsillo delantero de su bolsa y acabó sacando lo que parecía un pintalabios.

- ¡Aquí está! Siempre pienso que lo he perdido, pero luego lo encuentro - exclamó triunfante. - Perdón, ya podemos irnos. - y comenzamos a caminar.

Empezó a aplicarse lo que había sacado de la mochila en los labios y me di cuenta que era un cacao hidratante. Ella desvió la mirada hacía al lado, dándose cuenta de que la observaba.

- Es mi favorito - me aclaró tímidamente, excusándose - sabe a frambuesa y me evita que se me sequen los labios. Lo llevo a todos lados, pero suelo olvidarme de dónde lo guardo...

- ¿Así que siempre te pasa lo de antes?- dije abriendo el termo y con un gesto le pregunté si podía beber.

- sÍ....Bebe, bebe. Hoy he usado el termo grande, pensando que querrías como ayer. - guardó el cacao en su bolsillo de la chaqueta del uniforme - que por cierto, te bebiste casi todo y no tuve suficiente para clase.

Me rasqué la cabeza, un poco avergonzado, aunque por su expresión sabía que no le había importado.

- No te pongas así, Sendoh. Era una broma. - me dio un ligero codazo.