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SENDOH POV

Nuestro entrenador Taoka nos había dado una pausa de diez minutos, antes de volver al gimnasio. Entrenábamos casi cada día, ya que nuestro objetivo era ganar los Nacionales y destituir al Kainan de su trono. Yo quería llevar al Ryonan a las finales y estaba cien por cien comprometido con ello. Mi equipo aprovechó el receso para beber algo y yo me tragué un Gatorade sabor a limón casi de una sentada, me gustaba demasiado ese sabor.

- Sendoh hoy has vuelto ha llegar tarde a clases, de hecho has superado tu marca personal - mi compañero y amigo Koshino, se sentó a mi lado en el banquillo.

Le di unos golpecitos en el hombro, sonriéndole.

- Me parece que hoy será el último día que llegue tarde, Koshino.

Mi amigo levantó un ceja extrañado por mis palabras, obviamente no se lo creía.

- Las clases no sé, pero deberías llegar a la hora para los entrenamientos. - me contestó Uozumi, el capitán del equipo. Un tipo corpulento y mucho más alto que yo, que parecía mayor para ser de tercer curso.

<< Eso me parece que ya es imposible>> pensé pero no lo dije en voz alta. Sacudí mis hombros con una desprocupada sonrisa y Uozumi soltó un suspiro de resignación.

- ¿Cómo es eso de que no volverás a llegar tarde? - insistió Koshino.

- Sí, porque parece algo improbable. - añadió Hikoichi, uno de los suplentes del equipo, que siempre cargaba un libreta consigo, apuntando todas las características de jugadores y equipos de baloncestos. La verdad es que llegaba a ser muy útil su información.

- Digamos que he conseguido la motivación para evitarlo.

- Oye, déjate de rollos y suéltalo. - inquirió Fukuda, unos de los titulares del equipo, el cual resultaba un poco brusco a la hora de hablar, pero en el fondo, era buena persona.

- He conocido una chica esta mañana.

Todos integrantes del equipo se centraron en mí de golpe, queriendo saber el cotilleo.

- ¿Quién es? ¿Va a nuestro instituto? ¿Es guapa? - lanzaron las preguntas algunos de los jugadores.

Yo me quedé callado, sin saber muy bien cómo contarlo. No era muy dado a contar mi vida personal con nadie, incluso con las personas con las que compartía tantas horas de mi tiempo. Tampoco me gustaba mucho el chismorreo, más si involucraba a otra persona, en este caso, Kanna. Me había pasado el día pensando en nuestro encuentro de la mañana, tenía mucha curiosidad por saber más de ella. Era inédito ese sentimiento en mí, no solía interesarme en nadie, por eso era un desastre recordando nombres y caras. Pero aquella chica me había parecido un golpe de aire fresco; en un instante me había sentido agusto con ella con las pocas palabras que habíamos intercambiado. Me encontré escuchándola atentamente y no solo por educación como tenía de costumbre. No, había sido diferente esa vez, porque recordaba exactamente lo que me había dicho y me había importado lo que me contaba. Y por otro lado, le había dicho aquello de quedar para no llegar tarde. En mi vida había hecho algo parecido para conocer a alguien.

- Sendoh, tío, responde. - me dio un en la cabeza con una botella vacía Koshino.

- Vale, vale. - le quité la botella de las manos y me sequé el sudor de la frente con una toalla que llevaba en el hombro. - No de este instituto, es de uno de aquí cerca, del Takoma. Y sí, es muy guapa.

- Les vas a partir el corazón a tus fans si te escuchan decir eso, Sendoh. - me respondió Ikegami, el vicepresidente del Ryonan.

- ¿Pero eso qué tiene que ver con que no vuelvas a llegar tarde?- Koshino era una impaciente innato.

- He quedado con ella por la mañanas para obligarnos a no llegar tarde; ella también suele pasarle lo mismo que a mi.

Vi que Hikoichi anotaba cosas en su libreta; literalmente escribía cualquier cosa que dijera un jugador, aunque fuera una tontería como esa. Fukuda le dio una colleja al verlo escribir.

- Se llama Kanna.

- Sendoh, nunca te habíamos visto así. Estás sonriendo como un tonto al decir su nombre. - Koshino se empezó a reír con los demás, pero no me importó.

Estaba emocionado, tenía muchas ganas de saber más sobre ella. Era inquietante como en unos minutos había captado mi atención, cuando en mi mente parecía que nada podía sorprenderme o atraerme, a parte del baloncesto y otras aficiones. La gente quedaba en un segundo lugar en muchas ocasiones.

El entrenador Taoka entró al gimnasio de nuevo y nos gritó que volviéramos a la cancha. Nos esperaban dos horas más de entrenamiento intensivo. Cuando acabamos, estaba muerto y sentía que el sudor me goteaba por todos lados; el ánimo del equipo era alto, todos teníamos esperanzas de tener una oportunidad de ganar los partidos. Creo que eso era lo que más disfrutaba del baloncesto, la conexión que se establecía entre nosotros; nos convertíamos en una máquina bien engrasada y si el espíritu del equipo era bajo, la máquina fallaba. Sabía que era buen jugador, pero tenía una gran facilidad para motivar a los chicos en los peores momentos, por eso Uozumi me contemplaba como su sustituto cuando acabara cuarto. Me convertiría en el nuevo capitán del Ryonan. 

ONE-ON-ONE [Akira Sendoh]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora