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KANNA POV

Estaba llegando tarde a clase. Otra vez. Solté un gruñido y me desperecé entre las sábanas.

No podía permitirme tantas faltas, ojalá mis padres me pudieran despertar y evitar que tuviera que salir escopeteada de casa, pero sus horarios de trabajo eran una locura.

Después de unos segundos adormilada salté de la cama, pues en cuanto me giré hacía mi mesita de noche, vi que el reloj indicaba que hacía media hora que ya habían empezado las clases.

Maldije en voz alta, mientras me enfundaba en el uniforme escolar; pensaba que serían cinco minutos tarde, no treinta. Me aseé y preparé rápidamente, dejando un torbellino de desorden en el baño. Cogí mi mochila del suelo y corrí hacía la salida, no sin antes coger mi cacao de labios y mi termo con té, que era lo único que me había dado tiempo de prepararme como desayuno últimamente.

No es que fuera mala alumna, de hecho sacabas notas altas pero no era capaz de irme a dormir a una hora decente, siempre tenía algo que hacer. Ayer por ejemplo me pasé la noche componiendo en el ordenador, estaba a punto de acabar una canción y la musa de la inspiración me poseyó hasta las cuatro de las madrugada. Era demasiado impaciente, cuando quería hacer algo lo tenía que hacer en el momento. Cada noche me autoengañaba diciéndome que podría levantarme a una hora decente para ir tranquilamente al instituto todo y estar hasta altas horas de la noche haciendo cosas, pero no era así.

Hacía un día primaveral, con un ligero aire fresco que me ayudó a despertarme del todo. Respiré profundamente y me coloqué los auriculares para escuchar música antes de arrancar a correr por mi vida y rezar porque el profesor de matemáticas me dejara pasar al aula. Corrí todo lo que podía, mi resistencia había mejorado exponencialmente des de que tenía estas carreras matutinas. Pero como los zapatos del uniforme no estaban hechos para correr con ellos, no pude evitar tropezar a medio camino, con la mala suerte de precipitarme encima de la espalda de alguien.

 - Buah, dios, perdona - exclamé a la espalda de lo que parecía un chico, sacándome un auricular - estaba corriendo porque llego tarde a clase y me he tropezado.

El chico se dio la vuelta, y solo pude pensar en que era altísimo, creo que podría llegar perfectamente a los dos metros. Todo y ser más alta que la media en una chica, me sentí bastante pequeña a su lado, pues no solo era alto sino que tenía unas espaldas anchas. Le miré a la cara y me estaba sonriendo despreocupadamente.

- No pasa nada, la verdad es que yo también llego tarde. - me contestó él, sin darle más importancia.

- Oye, pues vas muy tranquilo para estar llegando tarde ¿no? - le solté sin pensarlo, la verdad es que a veces solía ser muy bocazas.

El chico que tendría que tener una edad cercana a la mía me miró sorprendido, alzando un ceja. Se pasó una mano por su pelo, que tenía peinado en punta y se rió.

- Vaya que directa eres - era realmente cautivador con esa sonrisa - Mi filosofía es que si ya llego tarde ¿para qué correr?

Sacudí mis hombros, era una forma de verlo. Pero para mí, que era un nervio, me resultaba muy difícil aplicármelo. El chico cambió su gran mochila de deporte al otro hombro, me pregunté si era jugador de basketball con su altura.

- Pues también es verdad. La verdad que no me apetece nada hacer matemáticas a primera hora.- le contesté, mientras paraba la música y me sacaba mi termo de té para beber algo y intentar engañar a mi estómago vacío.

Me estaba mirando entre sorprendido y curioso, seguramente pensando en lo rara que era. Y creo que reafirmé más aún esa opinión con lo que le dije a continuación.

ONE-ON-ONE [Akira Sendoh]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora