Flavio

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El capítulo es largo.

Tenía bastante frío, a pesar de que fuese verano en el bosque siempre disminuían las temperaturas considerablemente, y esta vez no era una excepción. Se limpió las últimas lágrimas que le quedaban mientras se encogía aún más en su propio cuerpo, apoyado sobre un áspero tronco que estaba empezando a rasparle la espalda. Pero eso era lo de menos, se sentía muy mal consigo misma, se repugnaba. Sufría por Hugo, porque sí le había traicionado, pero aún más por su hermano.

Flavio. La persona por la que más querida se había sentido en la vida, aquel que más había sabido verla y valorarla tras la sombra en la que la ocultaban sus padres, aquel que sacaba a relucir su mejor versión. Y ella se lo pagaba de aquella forma tan rastrera y asquerosa. Era una persona horrible, eso lo tenía claro, no merecía nada en la vida porque además de ser un cero en la izquierda también hacía daño. ¿Qué iba a ser de ella? Si no tenía nada que ofrecer al mundo.

Tras pasar un tiempo metida en sus tortuosos pensamientos escuchó unos pasos, en ese momento se paralizó, temiéndose lo peor. No podía enfrentarlo, simplemente no podía. No tenía fuerzas parar mirarla porque cada vez que lo hacía le invadía un sentimiento de culpa insoportable que la mataba. Samantha había sido un error, lo fue desde el principio, pero ella no se dio cuenta hasta que no la cagó.

- Anaju-al escuchar su voz levantó la cabeza de manera automática.

Su rostro se contrajo con sufrimiento al ver a Maialen aparecer con el rostro preocupado y triste. Empezó a llorar con más fuerza haciendo que su amiga se acercase para envolver su pequeño cuerpo en sus brazos. Ana Julieta se aferró a ella porque ahora mismo era su ancla en medio de toda aquella tempestad y sabía que, incluso habiendo llegado al extremo al que había llegado, ella no la juzgaría. Jamás. Por eso le soltó todo, cada detalle, cada acción, cómo empezó a pillarse por ella sin darse cuenta. Maialen escuchó en todo momento, sin emitir un solo sonido y sin quitar esa expresión neutral pero atenta de su rostro.

- No sé qué decirte Juji, es complicado-admitió su amiga tras procesarlo todo mientras la miraba fijamente- Pero está hecho. Y tienes que asumir las consecuencias.

- Lo sé-murmuró con la garganta seca de haber llorado tanto.

Maialen suspiró y puso una mano en su rodilla acariciándola.

- Supuse lo que había pasado al ver a Samantha tan nerviosa al salir de la tienda. La habéis cagado las dos, y mucho, eso es innegable. Pero aún tenéis la oportunidad de hacer las cosas bien. Por Flavio. Si lo quieres tanto, tienes que afrontar esto.

Tenía razón pero la idea le aterraba tanto, se había imaginado tantos escenarios diferentes... y cada cual le aterrorizaba más. ¿Cómo podía haber llegado a ese punto? Jamás pensó que se podía arrepentir tanto de algo a su corta edad.

- Tengo miedo Mai...-murmuró con lágrimas en los ojos haciendo que la del flequillo volviese a abrazarla con fuerza.

- Lo sé, pero eres una buena persona Anaju, las buenas personas también la cagan. Tienes que afrontarlo, el no hacerlo es lo que te convertirá en alguien de mierda, creéme-susurró sobre su cabeza dándole un beso en esta.

Ana Julieta asintió sobre su hombro dejando escapar unas últimas lágrimas. Ya estaba hecho, y ahora solo podía rezar para que su hermano volviese a mirarla a la cara después de todo lo que había pasado.

El trayecto de vuelta fue tremendamente incómodo y angustioso. Maialen intentaba sacar conversaciones casuales y alegres pero el hecho de que Anne fuese poco habladora y se durmiese cada dos por tres, y de que Samantha estuviese en las mismas que ella no ayudaba mucho. Al menos no estaba al lado de la rubia, que conducía, ya que se había sentada en la parte de atrás con Anne. De vez en cuando Maialen la miraba en forma de apoyo a través del retrovisor y le sonreía alentadoramente. Pero ni siquiera Mai era capaz de animarla, estaba completamente destrozada.

Me jodiste, Madrid (Samaju)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora