Parecía fuera de sí. Tenía las pupilas tan dilatadas que no se llegaba a apreciar el característico azul cielo de sus ojos. Aquella no era Samantha, al menos no la que conocía. Aquella chica estaba destruyéndose la vida paulatinamente por razones que en realidad conocía pero por las que no se sentía cumpable, al final cada uno embaucaba su vida como quería. Y Samantha era la única responsable de sus acciones.
Avanzó hacia ella ante la atenta mirada de Maialen. La chica parecía tan perdida en su mundo murmurando cosas sin sentido que al tomarla del brazo casi se cae del susto. Contra todo pronóstico, en vez de echarla o empujarla como había hecho previamente con la pamplonica, se quedó mirándola con los ojos muy abiertos como si fuese una niña chica observando una princesa. Ana Julieta lanzó una mirada fugaz a Maialen, quien captó el mensaje acercándose a Samantha para quitarle la botella. Pero la rubia ni siquiera se percató.
- Vamos a llevarte a la cama. ¿Vale?
Samantha no emitió respuesta así que Ana Julieta se tomó la libertad de pasar un brazo por su cintura y llevarla a la habitación seguida de Maialen que observaba todo con impresión. Ese era el efecto que la castaña tenía en la rubia. La llevó hasta la cama, Samantha se sentó herguida no dispuesta a tumbarse.
- Tienes que dormir para que se te baje el pedo-murmuró en un tono tierno como si fuera un bebé.
Samantha negó con la cabeza varias veces no queriendo dar su brazo a torcer.
- No quiero-dijo haciendo un puchero cruzándose de brazos.
Ana Julieta suspiró restregándose la sien. No estaba como para hacer de niñera a las cuatro de la mañana. Miró a Maialen indicandole que las dejara solas, cosa que esta hizo sin rechistar cerrando la puerta tras ellas.
- Samantiti, cariño, así solo va a seguir doliéndote la cabeza y mañana estarás derrotada.
- ¡No! ¡Me niego! ¡No quiero!-dijo elevando la voz mientras se levantaba nuevamente.
Ana Julieta se acercó a ella poniendo las manos en sus antebrazos acariciándoselos para calmarla.
- Dormir te vendrá bien. Me quedaré contigo hasta que estés en los brazos de Morfeo si quieres.
- No-volvió a negar, esta vez más débil, mientras se sentaba nuevamente- Porque se que mañana no estarás.
Ojos azules empezaron a emapañarse de lágrimas siguiéndole sollozos ahogados. Durante unos segundos, Ana Julieta solo pudo contemplar la escena mientras sentía como el corazón se le partía en pedazos al ver sufrir a la chica. A pesar del todo daño hecho, no podía soportar verla sufrir, superaba sus fuerzas.
Se acercó a ella limpiándole las lágrimas con delicadeza y posteriormente acariciarle el cuello. Samantha alzó la vista para mirarla más rota que nunca y eso fue suficiente para que Ana Julieta se sentara en su regazo colocando sus piernas a cada lado de la cama para abrazarla agarrándose a su pelo con necesidad. Las manos de la rubia se anclaron a su espalda con fuerza clavándole las uñas. Extendió sus piernas para rodear la cintura de la mayor y acercarla más si era posible mientras la otra ocultaba el rostro en su cuello empapándolo.
– Estoy aquí-murmuró Ana Julieta intentando que su voz no se rompiera ocultando su propio rostro en su hombro- Te tengo.
Samantha solo asintió perdida en la sensación mientras repartía caricias por toda su espalda provocándole descargas eléctricas por todo el cuerpo. Ambas se habían roto una vez más, pero también eran las únicas capaces de curarse mutuamente.
– No me voy a casar. No es justo ni para ella ni para mi-dijo Samantha sobre su cuello, su voz dudosa.
Ana Julieta asintió separándose para mirarla con una sonrisa tierna.
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Me jodiste, Madrid (Samaju)
FanfictionTodo estaba bien, tranquilo, hasta que llegaste tú, y me abriste los ojos. Y para que mentirnos, también el corazón.Pero esto no podía ser, demasiadas complicaciones. Lo siento, pero no puedo arriesgarlo todo. ¿O quizás sí? Me jodiste, Madrid. Hist...