Samaju I

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Hay contenido + 18. Lo advierto antes de que empecéis a leer por si acaso.

A nuestra historia le hace falta una segunda parte, aunque nos digan que eso nunca sale bien.

Los trenes de oportunidades no solían parar dos veces en la misma estación. Por eso, a menudo, aunque la inseguridad y el miedo se arraiguen al alma como un veneno arrasador, es necesario lanzarse al vagón y agarrarse fuerte esperando que te depara el viaje. Porque nunca podía existir nada peor que el sentimiento de haberse quedado con la espinita, esa fatídica pregunta del qué hubiera pasado que aparecía en los pensamientos al levantarse y al irse a la cama. El famoso: ¿Y si...?

Ana Julieta siempre había sido una persona que pecaba de prudencia y del saber estar. Claro que había sacado los pies del plato, y para gracia o desgracia lo había hecho más de una vez pero, por lo general, solía mantener la cabeza fría para absolutamente todo. Todo lo que hacía y creaba estaba perfectamente cuidado y calculado, los descuadres o cambios de planes no entraban en su vocabulario y los 'déjate llevar' no podía ni escucharlos. Porque ella era así, una doña perfecta y quisieras o no nunca dejaría de serlo.

Sus fans valoraban precisamente esa faceta de cuidado de ella. Su trabajo musical siempre escondía horas y horas sacrificadas de sueño para ofrecer el producto que ella quería mostrar al ciento por ciento. Ellas y ellos habían sabido apreciarlo y le habían regalado de vuelta nada más y nada menos que el disco de oro. Y en solo tres meses. Era una brutalidad y no podía estar más agradecida por ello. Sentía tanto cariño y amor que su corazón explotaba de calor y de cariño.

Era increíble lo que le podía llegar a hacer experimentar la vida, cosas que nunca jamás en su vida hubiera siquiera imaginado. Ese pensamiento era el único que invadía su cabeza en aquellos momentos en los que iba en camino de la salita donde ChicaSobresalto daría un concierto benéfico para los animales en peligro de extinción, Maialen y su amor eterno hacia las criaturas no humanas. Había sido invitada por supuesto, aunque esta vez como digna espectadora. Tenía ganas de admirarla desde abajo para no perder detalle de nada.

- ¡Anajuuu!-la saludó Bruno nada más entró en la zona VIP, a sus espaldas habían ciertos de personas expectantes a la salidad de la cantante- Cuánto tiempo, hermana. Me alegro de verte.

Ana Julieta se fundió en un abrazo con el moreno de buena gana. Tenía razón. Llevaban sin verse unos dos meses y pico, exactamente el mismo tiempo que llevaba sin ver a Mai, por razones obvias e innecesarias de explicar. Su amistad se había transformado hacia una más cordial pero aún se seguían teniendo la una a la otra siempre que se necesitasen. Y, sobre todo, ambas seguían conectando corazones con su musica, aunque lo hiciesen desde un ámbito tan diferente.

Muchos amigos cercanos de Maialen se encontraban allí. La zona era grande y la sala era oscura por lo que no lograba distinguir a la gran mayoría pero sabía de sobra que cabía la posibilidad de que ella estuviese allí. Al fin y al cabo se había convertido en una de las personas más importantes para Maialen. Gèrard y Anne aparecieron de manera repentinamente lanzándose a abrazarla com fuerza, ella los acogió en sus brazos prácticamente acunándolos, eran sus bebés después de todo.

– Me alegro tanto de verte hermanita-murmuró Anne mirándola con adoración- Al menos he tenido como consuleo a tu ausencia el maravilloso disco que te has montado.

– Doy fe. Todos los días me levantaba con lo mismo-rió Gèrard envolviendo un brazo alrededor de los hombros de su novia- Escucharte es una gozada pero verte ya es otro nivel.

Me jodiste, Madrid (Samaju)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora