Mai y Sam

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Llegó a la cafetería un poco fuera de hora. Se había entretenido terminando una composición y se le había echado el tiempo encima. Suspiró pesadamente al ver a Maialen y Samantha hablando animadamente con su café helado. Se acercó a ellas apresurada y ofreciéndoles una sonrisa de disculpa por su tardanza. Menos mal que la del flequillo se había presentado. Cuando la rubia le dijo de verse había entrado en completo pánico y no había tenido más remedio que acudir a su mejor amiga a modo de salvación. De ninguna manera se quedaría sola con Samantha. Al menos no por ahora.

– Madre mía, Anaju llegando tarde. ¡En qué mundo vivimos!-replicó Maialen con una risilla.

Samantha no objetó. Simplemente la miró detenidamente con una sonrisa tímida. ¿Estaba nerviosa o era cosa suya?

– Se me ha ido el santo al cielo. Perdón-se excusó mordiéndose el labio inferior.

La rubia permanecía embobada mirando su rostro así que Maialen carraspeó haciendo que esta se sobresaltara y pusiera la atención en su café, al que dio un largo trago casi terminándoselo de una. Ana Julieta no pudo evitar sonreír internamente.

– ¿Te distrajiste con el chico ese?-inquirió Samantha.

La morena enarcó una ceja desafiante.

– ¿Y por el chico ese te refieres a...?

– El del cine.

– Ah, Javy-sonrió inocentemente aunque en el fondo estaba disfrutando la situación- No, solo somos amigos.

Puso un tono misterioso y desenfadado a propósito viendo, tal y como predecía, como Samantha fruncía el ceño alho contrariada. Maialen entrecerró los ojos analizándola.

– ¿Javy no era el productor ese de Sony?-Ana Julieta asintió- Tía, pero si ese chaval te volvía loca.

Genial. El plan improvisado estaba saliendo magníficamente y Maialen, sin saberlo estaba contribuyendo a ello. Se encogió de hombros ni desmintiendo ni confirmando aquella confesión mientras observaba por el rabillo del ojos como la rubia se ponía cada vez más tensa y seria. Si, parecía de niña chica el querer poneroa celosa, pero tenía ganas de saber si aún quedaba algo de lo que en su momento tuvieron. Aunque fuera fugaz.

– Belén hace unos pasteles riquísimos Mai-inquirió Samantha al ver como la del flequillo se zampaba el suyo relamiéndolo- Mucho mejores que estos . Tienes que probarlos.

Ahora fue el turno de Ana Julieta de ponerse incómoda. ¿Estaba contraatacando? A lo mejor eran imaginaciones suyas pero parecía eso totalmente. Observó como Maialen se interesaba al instante, y seguidamente una sonrisa satisfecha aparecía en el rostro de la mayor. Estaba segura, lo había hecho a propósito.

– Qué fantasía de verdad. Dile que me haga una buena tanda de pastelitos-murmuró Maialen incentemente ajena al juego que se estaba montando- Pero, bueno, Anaju, cuéntame bien. ¿Qué es eso de Javy en el cine? No me puedo creer que no me lo hayas contado.

Y es que no había nada que contar. Pero mientras pudiera seguir haciéndose la interesante para fastidiar a Samantha, no iba a parar. Iba a salir airosa de la situación fuera como fuese.

– Nada, me lo encontré, charlamos y luego fuimos a cenar-explicó obviando a Flavio y a Jesús.

– ¡Dios tía!-Maialen aplaudió emocionada- ¿Y qué? ¿No pasó nada?

Obviamente si quería que el juego siguiera adelante, no podía mencionar a la novia de Javy, así que volvió a la táctica de dejar las cosas en el aire para que resultase aun si cabía más misterioso.

– Solo hablamos, tía. Fue una velada muy guay la verdad. Luego me acompañó a casa y todo. Supongo que a partir de ahora nos veremos más seguido-comentó encogiéndose de hombros mientras en su interior reía con fuerza.

Me jodiste, Madrid (Samaju)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora