Me miré frente a un espejo de cuerpo completo. Nuevamente, asistiría a una cena de caridad; siempre había sido de esta manera. Normalmente, estaba rodeada de lujos y comodidades, aunque era algo de lo que no me jactaba. Odiaba el tener que acudir a aquellos eventos prestigiosos. Muchas veces, te tomaban por alguien superficial, cosa que no era cierta. Pero me lo aguantaba, pues a veces me encontraba con gente muy amable —no todos son desagradables—. Sinceramente, amaba más la vida sencilla.
Siempre me he considerado una chica bonita y simpática, más no hermosa; de igual manera, era algo que no le daba importancia. Si alguien se fijara en mí, quería que fuera por mi forma de ser, no por mi físico o por mi posición social.
Era impresionante que teniendo veinte años, seguía soltera; y aunque siempre decía que no estaba en busca de una relación, era una mentira. Esperaba encontrar a aquel hombre especial, que me hiciera sentir mariposas con tan solo decir mi nombre, y con el cual si pudiera llegar a formalizar. Pero, en estos momentos, nadie cumplía esos requisitos; así que solo quedaba dedicarme a mi trabajo y, ¿Por qué no?, unos cuantos caprichos.
— ¿Cariño, estas lista? —vi a mi madre asomarse por la puerta. Llevaba un hermoso vestido negro e iba maquillada de una manera sobria, remarcando sus facciones. Un par de joyas adornaban su cuello y sus manos.- Ven que te tomo una foto-
Mi vestido nisiquiera era un vestido, habia optado por usar todo un conjunto que me compre cuando viaje a Ny, hoy lo estrenaria, tenia demasiado brillo..pero me encantaba. Había remarcado un poco más mis ojos y labios y solo me había colocado un par de collares. Pose para la foto de mi madre ,le eche una última mirada al espejo y, resignadamente, me coloqué la cartera para irnos.
—Creo que entre más pronto lleguemos, más rápido podremos regresar. — ella sonrió abrazándome y me guió hasta las escaleras. Al pie vi a mi padre que se arreglaba el saco; al escucharnos, volteó a vernos y nos sonrió.
—Sin duda seré la envidia de la fiesta: estoy con las dos mujeres más hermosas. —rodé los ojos por su comentario, a lo que él soltó una carcajada.
Subimos a la camioneta que nos esperaba y salimos directamente a la cena que se llevaría a cabo en el hotel más lujoso de buenos aires.
Como siempre, los arreglos eran exuberantes y llamativos. Saludaba a las personas con un simple movimiento de cabeza. Evadí a algunas personas, el trabajar nueve horas, y luego venir a esto, no era nada fácil.
— ¡Pero mira que radiante estas!, como siempre —saludé con un beso en cada mejilla a Esperanza Bauer, quien estaba hablando con mi madre. Era la esposa de un Futbolista famoso, y recién se había unido a nuestro círculo, pero era demasiado presuntuosa.
—Gracias lo mismo digo —me envió una sonrisa y siguió platicando con mi madre.
Recorrí el salón con la mirada intentando encontrar a alguien conocido, pero sabía que era inútil. Mi amiga Roció estaba de vacaciones con su familia en Aspen; Eugenia, otra de mis amigas, estaba en Rusia acompañando a su madre en una sesión fotográfica para una revista inglesa; y Candela—otra amiga— simplemente estaba en Hawái disfrutando de una maravillosa semana de vacaciones.
— ¿Aburrida, pequeña? —preguntó mi padre, tendiéndome una copa que acepté rápidamente.
—Como no te imaginas —respondí, mostrando una sonrisa a la mujer que había pasado junto a nosotros.
—Lo disimulas muy bien cariño —se burló.
—Las reglas de etiqueta son claras, no lo olvides. Tengo que seguirlas si no quiero ser el blanco de las habladurías de las arpías como... —vi como una mujer se abrió camino, y se dirigía hacia nosotros con una sonrisa. Disimuladamente, me acerqué más a mi padre y le susurré al oído: —...ella. Se acerca la mayor arpía papá, cuida tus palabras.
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El trato que unio nuestras vidas . Laliter
Teen FictionPrologo Dos jovenes y un casamiento. ¿Seran capaces de afrontar la realidad y unirse en casamiento con tal de salvar las compañias de sus padres? ¿Lograran salvarlas? y lo mas importante... ¿Que pasara con esa union entre ellos?