Cada día comenzaba de la misma manera pero en este momento me sentía realmente cómoda despertando en sus brazos, aunque no podía disfrutar estar así por un periodo largo ya que la necesidad de correr al baño me invadía.
En la oficina rodé los ojos al notar que en mi escritorio había dos tazas, una de café y otra de té que reconocí como mía; su Laptop estaba encendida lo que me indicaba que planeaba quedarse a trabajar junto conmigo, lo había enviado a su oficina alegando que estaba exagerando y que nada me sucedería estando en este lugar, pero él me ignoro y comenzó a trabajar, cerca de la una comencé a removerme en la silla mientras hacía que unas cuentas cuadraran...
—No es que me moleste el ruido de la silla pero puedo saber qué es lo que te tiene inquieta—me encontré con su mirada divertida al comprobar que estaba sonrojada
—Es solo que... promete que no te burlaras—mordí mi labio y el asintió—Tengo hambre—hice un mohín al escuchar su risa—prometiste que no te burlarías
—Lo siento pequeña, pero eso tiene solución, dime que se te antoja comer
—Ravioles—dije sin vacilar, tomo el teléfono y llamo a su secretaria pidiéndole que hiciera una reservación para un nuevo restaurante de comida italiana, me guiño un ojo y colgó cuando la reservación quedo hecha
—Listo, vamos a que comas tus Ravioles y después podremos seguir trabajando.
Me gustaba sentir que Peter se preocupaba por lo que deseaba, podía que en ciertos momentos me comportara como una niña pero no podía evitar hacerlo, los antojos, el hambre insaciable y los cambios de humor me estaban volviendo loca, pero agradecía que aunque a veces parecía sacar de quicio a mi esposo trataba de comprenderme en vez de juzgarme y siempre terminaba encontrándole el lado divertido a las cosas.
—Cuando tienes esa mirada es porque estas indecisa, pide por ambos y así comes lo que se te antoje—negué pidiendo mis ravioles y agua mineral, mientras el pidió una pasta con verduras y camarones, además de una copa de vino tinto
—¿Como hiciste para reunir a los chicos anoche?—pregunte pasando un dedo por el relieve del vaso que estaba frente a mí
—Solo llame a Roció y ella se encargo de reunirlos, creí que te gustaría estar con ellos y veo que no me equivoque. Mi amor, podrías dejar de hacer eso—alejo mi mano de la copa y la dejo sobre la mesa
—Fue grandioso, espero que no te hayas sentido incomodo—lo mire directamente a los ojos esperando leer en su mirada si mentía
—Al principio me sentí un tanto fuera de lugar pero debo de admitir que tus amigos son divertidos y parecidos a los míos—estiro su mano para tomar la mía con delicadeza—lo que me recuerda que mis amigos esperan que podamos viajar a Londres para salir y puedan conocerte mejor.
—Me gustaría conocerlos, en la boda no tuve oportunidad más que hablar con Paula—bebió un trago largo de su copa
—Pronto podremos ir si quieres, parece que la presión que Alejo estaba generando en nosotros está por terminar, si nuestro plan sale como lo esperamos en menos de un mes podremos respirar tranquilamente—me alegre por saber que al fin podríamos regresar a la normalidad, pero la sonrisa desapareció al comprender que eso también implicaba que ya no debíamos de seguir juntos, ¿Qué pasaría ahora con nuestro bebé?
—Qué casualidad encontrarlos aquí—respire profundo antes de fingir una sonrisa
—Belén—gire mi rostro para verla sin ponerme de pie, lo único que quería era que se marchara
—Planeaba comer sola, pero ya que lo he encontrado espero que no les moleste—antes de decir que no, ella se había sentado a mi lado derecho, llamo al mesero y ordeno, evite la mirada de Peter, su pie golpeo el mío llamando mi atención y leí en sus labios un "ignórala yo me hago cargo"— ¿Peter cuando regresaste?
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El trato que unio nuestras vidas . Laliter
Teen FictionPrologo Dos jovenes y un casamiento. ¿Seran capaces de afrontar la realidad y unirse en casamiento con tal de salvar las compañias de sus padres? ¿Lograran salvarlas? y lo mas importante... ¿Que pasara con esa union entre ellos?