Capitulo 17 "Primera vez"

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Los minutos pasaron, después de esto mi sueño se acababa de escapar nuevamente. Sentí la cama moverse, un claro indicio de que Peter había vuelto a la cama. El colchón se hundió bastante cerca de mí; me giré y vi que mantenía su rostro apoyado en su mano. Pareció sorprendido al verme despierta. 

—Hola —fue lo único que se me ocurrió decir para romper el silencio. 

—Pensé que estabas dormida —tomó un mechón de cabello y lo acomodó detrás de mi oreja. 

—El sueño me abandono de nuevo —se acercó un poco más y deslizó su dedo por mi mejilla, cerré los ojos disfrutando de la agradable sensación que producía. Sus labios se unieron a los míos, de nuevo era lento, los entreabrí permitiendo el acceso de su lengua. Deslicé mi mano entre la suavidad de su cabello y acomodé mi cuerpo junto al suyo sintiendo como me estrechaba más cerca. 

—Lali —su respiración estaba agitada al igual que la mía, sus ojos se habían oscurecido a causa del deseo. 

—Tengo miedo —gruñó pero su brazo abandono mi cintura muy lentamente, tomé su rostro entre mis manos—, pero quiero hacerlo. 

—Sabes que dicen que la primera vez no se olvida—el tono de su voz y su aroma me hacían perderme 

—Lo sé, pero quiero hacerlo—tuve que desviar mi mirada para no verlo directamente a los ojos, estaba avergonzada por mis palabras, había escuchado un sinfín de veces que la primera vez no se olvidaba y por primera vez quería hacer algo sin pensarlo demasiado. 

— ¿Segura? —Asentí sabiendo que estaba sonrojada, su sonrisa hizo mi corazón saltar—, seré dulce amor, solo relájate ¿está bien?

—Peter —su mirada se posó en la mía y yo solo sonreí abiertamente. 

Continuó besándome de manera dulce, pero de una manera más profunda que me quitaba el aliento. Sus manos me acariciaban por encima de la ropa; al tocar la curva de mis senos no pude evitar una exclamación provocando que se separara de mí. 

—Estoy bien—susurré contra sus labios percatándome que mi voz, al igual que la de él, se había vuelto ronca. 

Mordió mi cuello con extrema suavidad, sin que sus manos dejaran de delinear las curvas de mi cuerpo. Me perdí en la sensación que me provocaba el sentir sus labios contra mi piel. Abrí los ojos con sorpresa al percatarme de que me estaba quitando la playera, bajé un poco la mirada y noté que mi short había desaparecido, estaba delante de él en solo un conjunto de encaje negro que contrastaba con mi piel. Posó su dedo sobre mis labios sabiendo que iba a decir algo.

Besó los contornos de mis senos, esa pequeña parte expuesta; deslizó sus manos por mi espalda y sentí cuando desabrochó mi prenda superior, cerré los ojos al momento que la quitó de mi cuerpo. Mordí fuertemente mi labio pero no pude evitar el gemido que se formó en mi garganta y que fue completamente audible, sus labios se habían cerrado en torno a uno de mis duros pezones, además una mano se había adentrado debajo de mi prenda inferior, tocando aquella parte de mi anatomía que nadie más había explorado. 

Me armé de valor y comencé a acariciar sus brazos y la parte de su pecho que tenía cerca. Sus pezones estaban duros al igual que los míos, los acaricié con la punta de mis dedos logrando que un ronco gemido se desprendiera de sus labios. Se separó de mi cuerpo y observé cuando se deshacía de la única prenda que cubría su cuerpo. Se acomodó sobre mí sin aplastarme y una extraña sensación, como si de un hormigueo se tratase, me recorrió el cuerpo cuando algo duro acarició mi vientre; gemí al percatarme de lo que se trataba.

Era virgen, más no tonta. Su lengua acarició mi cuello, mientras me quitaba la única prenda que tenía puesta, dejándome así expuesta bajo su cuerpo. Una de sus piernas luchaba por meterse entre las mías, al lograrlo su mano se posicionó en ella, y deslizándose con extremada lentitud tocó una pequeña protuberancia que me hizo soltar un grito tanto de sorpresa, como de placer, lo acarició unos segundos más y cuando lo dejó mi respiración era acelerada. Un dedo penetró en mi interior y lo movió con lentitud; a los pocos minutos agregó uno más, moviéndolo a su vez. La sensación era indescriptible 

El trato que unio nuestras vidas . LaliterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora