Nuestros padres ya nos esperaban en una de las mesas; abracé a mi madre y después a Claudia.
-Veo que la bella durmiente despertó justo a tiempo -se burló mi padre y yo solo pude sonrojarme. Peter besó mi cabello y me ayudó a sentarme; los ojos de mi madre y de Claudia brillaron ante este comportamiento, pero los de mi padre mostraban el reciente desagrado hacia mi esposo.
Tomé el menú y elegí lo que iba a ordenar. Pedí una limonada en lo que los demás disfrutaban de una deliciosa copa de vino; evité la mirada extraña de mi madre, ya que sabía que amaba tomar una copa de vino para abrir el apetito.
Hablaron de cosas sin mucho sentido; rieron ante los regaños de mi madre al darse cuenta que la noche anterior mi padre me había hecho salir de la cama para asistir a la reunión.
Cuando llegó la comida, la conversación pasó a segundo plano y se dedicaron a comer. Mi platillo eran camarones, pero el de Peter era pollo, uno que se veía muy apetitoso; no solía pedir probar el platillo de alguien ya que era considerado algo no muy cortés, pero se me había antojado.
-Solo tómalo -levanté la vista de mi plato y vi la sonrisa de Peter; nuestros padres lo miraban sin comprender.
- ¿Como supiste? -murmuré solo para que él me escuchara, me guiñó un ojo y tomó un trozo que me ofreció, a lo que negué y lo tomé con mi propio tenedor. Él tomó un poco de mi plato, hasta que ambos terminamos nuestra comida, ante la mirada de nuestros padres.
La hora del postre llegó y yo estaba debatiéndome entre un pastel de zanahoria o un pay de queso con zarzamoras; mordía mi labio al no saber cual debía de elegir.
- ¿Problemas con la elección? -cerré los ojos al sentir su aliento golpear mi oído y su mano deslizarse en mi cintura.
-Es que el pay con zarzamora se ve delicioso, pero también el pastel de zanahoria.
-Simple pequeña, pide el que quieras -rodé los ojos, es que no había comprendido que ahí estaba el detalle, quería ambos pero era un hecho de que no pediría ambos-, yo pediré el otro y así disfrutaras de los dos.
-Gracias -sonreí ampliamente, tomé su rostro entre mis manos y besé su mejilla mientras ordenaba el pay, dejando que el pidiera el pastel de zanahoria. Esta vez no pedí permiso y robé un poco de su pastel ante su mirada divertida.
- ¡Mariana! -la mirada reprobatoria de mi madre no se hizo esperar.
-Está bien, ella deseaba probar el pastel, es por eso que lo he pedido para que Lali pueda comer de ambos -tomó un poco de mi pay y vi a mi madre rodar los ojos.
Nos quedamos disfrutando de una taza de café, escuchando sobre la nueva cena que se estaba organizando para dentro de un par de semanas. Después de eso se formo un silencio, aunque era agradable, sabía que era el momento de dar la noticia y parece que Peter pensó lo mismo, ya que nuevamente rodeó mi cintura.
-Lali y yo tenemos algo importante que decirles -mi padre seguía con una extraña expresión, entre alegría y negación... creo que era la expresión que aun tenía yo; había intentado asimilarlo, pero aún no podía hacerme completamente a la idea de ser madre.
-No creo que sea el hecho de un divorcio -bromeó Claudia; yo negué, sintiendo mi rostro arder. Si se me había hecho difícil decírselo a Peter, dar la noticia a nuestros padres era peor.
-No es eso -Peter se pegó más a mi cuerpo al sentir un ligero estremecimiento.
-¿Lo van a decir? -susurró mi madre. Peter me apretó más contra su cuerpo y yo dejé descansar mi cabeza sobre su pecho; dejé que su aroma me llenara para darme un poco de fortaleza para lo que iba a decir.
ESTÁS LEYENDO
El trato que unio nuestras vidas . Laliter
Roman pour AdolescentsPrologo Dos jovenes y un casamiento. ¿Seran capaces de afrontar la realidad y unirse en casamiento con tal de salvar las compañias de sus padres? ¿Lograran salvarlas? y lo mas importante... ¿Que pasara con esa union entre ellos?