— ¿Y bien? — exigió mi mamá en un tono amable. — ¿Qué opinas? ¿Son buenos para mostrarlos o no?
—Eh, bueno, son...—hice una pausa con titubeos tontos. —Son...hermosos, mamá. —susurré con asombro
— ¿Lo crees? — inquirió
— ¡Por supuesto! — exclamé con deleite. — ¡Son fenomenales, mamá!
—Ssshhhhh, no hagas tanto ruido, Maddy. — murmuró para que me callara
—Lo siento...—susurré, apenada
Entonces, continúe con la siguiente página del cuaderno, después del abuelo Jack. Esperaba ansiosa la próxima obra maravillosa de Cleo; sin embargo este dibujo, hizo que me diera un giro descomunal en el corazón. Era el rostro de mi mamá, pero no era ella en sí, pero tenía la ligera sensación de saber de quién se trataba. Y a diferencia de los otros retratos, que estaban dibujados con carboncillo, este estaba coloreado. Su rostro era de una forma redonda, curvada y detallista sin embargo, tenía unas cuantas marcas de la edad y tenía el aspecto de una mujer adulta, pero no demasiado. Su piel era albina, igual que la de mi mamá o la mía, sus pómulos mostraron coloración, y sus labios eran un poco más gruesos que los de Cleo. Tenía una larga cabellera, largo y ondeante de color castaño claro y unos ojos color celeste brillante. Veía a Cleo ahí, por supuesto a una escala de más edad. La edad que mi mamá nunca tendría. Rasgos no mentían en el dibujo. Me mordí ambos labios hacia dentro, frustrada. Luego de mirar por un segundo más el dibujo, fijé mis ojos en mi madre. Cleo estaba mirándome con esos ojos incrustados en sus orejas lúgubres, aunque parecía algo distraída. Acunaba con amor su vientre entre sus manos y tarareaba una canción de cuna, sentada sobre sus propias piernas encorvadas. Suspiré, mientras dejaba a un lado la libreta en el otro sillón.
—Es...la abuela, ¿no es así?
—Sí— susurró. — E 'tua nonna, Maddy...—me dijo con una voz doliente en su garganta. — Mia madre—repuso fijando su mirando en mi
El corazón se me rompió al ver el rostro de mi mamá. Un par de lágrimas se habían asomado por sus mejillas y unos cuantos sollozos, también emergieron desde su ser.
— ¿Quieres oírlos? — me susurró dándole ligeros golpecitos su panza
Hice una mueca.
—Ven. Acércate, corazón — me llamó, haciéndome un gesto con la mano. Me incitaba a ir.
Tragué saliva, mientras me levantaba del placentero sillón, donde me encontraba para ir a que mi madre. Suspiré, cuando me arrodille frente a ella, como signo de respeto. La miré desde arriba y Cleo bajó la mirada hacia su vientre y a mi rostro. Entonces, temerosamente coloque una de mis manos sobre su bata de seda y Cleo, inmediatamente supo su mano sobre la mía. Me dio una ligera sensación de horror, al percibir la temperatura de las manos de mi madre.
—Tienes las manos muy frías, mamá — murmuré observando su vientre.
Y de repente, percibí una patadita. Pero no fue una ligera patadita, fue una fuerte y sentí como hacía vibrar el abdomen de Cleo, y de nuevo, vino otra patada. Mi madre dejó escapar un gemido seco de molestia y arrugó la nariz por un instante. Me le quedé viendo, mientras ella tenía la mirada puesta en su vientre, dándole golpecitos y arrullándolos. Después de un momento, la expresión de su rostro se relajó y se fijó en mí.
—Están muy inquietos estos últimos días —me informó. — Creo que pronto nacerán
— ¿Cuándo crees tú, que puedan nacer, mamá? — le pregunté tocando su panza
—Mmm, quizás hoy o mañana, cielo — repuso
— ¡¿Hoy o mañana?!— chillé pasmada. — ¿En serio crees que puedan nacer hoy? — le pregunté atónita
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Luz y Oscuridad © ✓
VampireSerie Las Dos Caras de la Luna: Libro II "Las emociones te controlan, pero en mi caso, pueden ser peligrosas" ______________________ "La vida puede ser dura", eso es lo que se repite constantemente un adolescente, solo y cuando su mundo esta lleno d...