Capítulo 17

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Querido Sirius,

Estoy libre el Domingo 26 de Diciembre ¡Podremos hacer muchas cosas divertidas! ¿Te parece si nos encontramos en Fulham Broadway entre Hammersmith para hacer algunas compras? Si piensas que no puedes encontrarlo me avisas y te paso a buscar. Nos vemos a las 4pm ¡Llega puntual!

Espero que estés disfrutando de las vacaciones,

Lena.

Sirius soltó un soplido y de puro orgullo tomó una hoja y empezó a escribir:

Querida Lena,

¿Me crees idiota? ¡Claro que podré encontrar aquel lugar! Nos vemos a las 4 en punto y no se te ocurra llegar tarde que soy capaz de irme. Te hecho de me—

¿Te echo de menos? ¡Que idiota! Mejor no le hacía más ilusiones.

Disfruta las vacaciones. Adiós.

Sirius le dio varias golosinas a la lechuza de Lena para después entregarle la carta; la lechuza estaba tan loca como su dueña ya que revolvió sus alas demandando más comida y no lo dejó tranquilo hasta que le dio la mitad del paquete.

El chico soltó un suspiró y sacó su bolso del pantalón donde tenía toda su fortuna: 6 galeones, 27 sickles, 80 knuts. Estaba oficialmente en la bancarrota, así que revolvió en su maleta con esperanza y en uno de los bolsillos de su chaqueta de cuero encontró 15 libras esterlinas.

¡Y todo tenía que durarle hasta séptimo!

El chico guardó sus pocos galeones con tristeza y tomó el resto los sickles y knuts, dispuesto a cambiarlo por más libras esterlinas.

Los padres de James no solamente habían pagado por todos sus libros para sexto año, si no que también le habían comprado túnicas nuevas, plumas y un montón de cosas que ni siquiera necesitaba. Además, le habían enviado 50 galeones por su cumpleaños. El ojigris había estado tan avergonzado que intentó enviar el dinero de vuelta, pero cada vez que lo hacía el bolsito llegaba más y más pesado. Finalmente lo guardo en la esquina más oculta de su cofre para nunca usarlo.

-¡A comer!. - Sirius olisqueó el olor a bacon quemado y olvidando todo bajo como si estuviera poseído. La canosa mujer le sonrió en cuanto lo vio y cuando pasó junto a él le acarició el rostro. - ¡Mi querido Sirius! No puedo creer que cada día estés más guapo, tienes que decirme el secreto para tener un cabello como el tuyo.

Sirius sonrió alegre.

-Tia Euphemia, el día en que te lo diga tendrás que revelarme como todo lo que cocinas te queda estupendo.

La señora se sonrio y sirvió a Sirius un gran plato de Bacon quemado con tres huevos fritos y varias rodajas de pan.

-¿Alguien dijo comida?. - Pregunto James, entrando con el cabello más peinado del que tenía cuando iba a clases. - ¡Mamá! ¿Y qué haces cocinando sin ayuda?

-Mande a Magpie de vacaciones, - Dijo Euphemia con resolución, poniéndo un plato frente a James. - Y deja de preocuparte, que llevo encargándome de esta casa por más de 50 años.

-Bien, lo siento. - Balbuceó el chico con la boca llena de comida.

Euphemia los miro con cariño y empezó a recordar la primera vez que Sirius se había quedado en esa casa.

-¡Querida! ¿Que huele tan bien?

-¿53 años casado y todavía preguntas?

-Mi amor, eres sin duda.

James y Sirius pusieron cara de asco.

-Ugh, se pasan. - Murmuró James, viendo cómo su padre le susurraba algo al oído a Euphemia y ella reía de lo lindo. - ¿Donde estabas papá?

Losing control | MaraudersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora