Capítulo 55

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Lena Mason corría por los pasillos de Hogwarts con correspondencia en una mano, y un bolso gastado en la otra. La trenza que llevaba en el pelo volaba por el aire, cuando sin darse cuenta pasó junto a un chico que no podía quitarle los ojos de encima, hasta que desapareció por el siguiente pasillo.

-¡Canuto! ¡Eh, Canuto!

Sirius giró la cabeza hacia su amigo y una sonrisa despreocupada se esparció en sus labios mientras intentaba olvidar el tan familiar olor que había dejado la Hufflepuff por el pasillo.

Verdaderamente parezco un perro.

-La graduation está a la vuelta de la esquina. - Sonrió James. - Y no puedo creer que este diciendo esto pero... ya quiero que sean los exámenes. - Hizo una cara de asco. - Ewww, en que me he convertido.

Remus soltó una carcajada.

-Deberías darme las gracias de que no tengas que quedarte en Hogwarts trapeando pisos.

-¡Eh! Si James es inteligentísimo, no tiene ni que ir a clases para sacar buenas calificaciones. ¡Es un genio!. - Defendió vehementemente Peter, con su pequeña altura mirando hacía arriba a Remus.

A James se le había inflado el pecho a más no poder y se pasó la mano por el cabello.

Remus soltó un bufido.

-Si la pelirroja no acepta casarse contigo. - Empezó a decir Sirius, con una sonrisa perezosa posándose en sus labios. - Estoy seguro de que Peter estaría encantado.

Peter enrojeció y James soltó una carcajada, adoptando la misma postura relajada de su mejor amigo.

-No te preocupes, Canuto. - James sonreía de oreja a oreja. - Peter no tendrá que molestarse en mostrarme sus grandes dotes Kama Sutricos. Lily y yo nos vamos a casar.

Los otros chicos soltaron una carcajada, pero Sirius se quedó  perplejo, y miró a su mejor amigo con intriga.

-No me digas que...

James sacó una caja de su bolsillo, y tras abrirla todos se quedaron boca abierta, mirando el reluciente anillo con el diamante mas grande que alguno de los cuatro había visto en su vida.

-James... .- Empezó Remus, mirando fijamente el anillo.

-James no me digas que... .- Peter parecía haberse quedado sin palabras.

-¡JAMES POTTER ERES UN MALDITO!. - Sirius no pudo contener su sonrisa, revolviendo el pelo de James, el cual no paraba de sonreír. - ¿Desde hace cuanto que haz estado conspirando sin tus merodeadores? ¡Maldito traidor!

A pesar de sus palabras, no había nada que le pudiera quitar la sonrisa de los labios a Sirius.

-El anillo llegó hoy, dramáticos. - James lo tomó con cuidado y lo mostró a sus amigos. - Es de mi mamá.

-Me gusta. - Dijo Remus, quien parecía conmovido y se aclaró la garganta. - Lily no va a caber en si de felicidad.

-Si es que te dice que sí. - Soltó Sirius, pero la sonrisa de James vaciló, y el ojigris sintió como si el mismo hubiera abofeteado a su mejor amigo. - ¡Eh! ¡Bromeo Cuernitos! La pelirroja te mira con ojos de pescado hervido, será una boda estupenda ¡Por lo grande! Con el mejor padrino que el mundo ha visto... Sirius Black.

Los merodeadores soltaron bufidos, mientras Sirius y James se daban aires de grandeza, y siguieron así hasta que llegaron al gran comedor, donde Lily los esperaba y tras hechizar a Peter que casi se le sale lo del anillo, los chicos siguieron a James, hasta sus asientos en la mesa.

Sirius se sentó junto a Remus, con Marlene en su frente y Peter en una esquina, intentando hablar sin lengua. 

James y Lily estaban lo mas alejado posible del grupo, en su propio mundo, susurrándose cosas al odio y riendo.

Losing control | MaraudersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora